Rodolfo Martín
rmartin@aldia.co.cr

         

Parrita y Quepos.- Un descenso en el nivel de las aguas permitió ayer que aparecieran los primeros latigazos de lo que, por ahora, constituyen las insospechadas secuelas que dejó la embestida del huracán “Thomas” por estos cantones del Pacífico central.

Los vecinos y comerciantes, que el martes huyeron de sus casas y locales, regresaron ayer a sus propiedades donde algunos quedaron impactados por lo que observaban.

“¡Mi casita está destruida! Está llena de lodo, piedras, maleza y palos. Perdí todos los muebles, la ropa, la comida y los electrodomésticos!”, expresó con lágrimas en los ojos Rodrigo Díaz, uno de los 150 vecinos del INVU de Parrita que están al borde de la ruina.

Los afectados, provistos de palas, baldes, escobas y carretillos, limpiaban sus viviendas aprovechando una mejoría del clima.

Igual ocurría en los barrios Pueblo Nuevo y Sitradique, como también en el casco urbano donde los comerciantes abrían por primera vez desde el martes, no para vender, sino para cuantificar los daños.

Alguna mercadería iba directamente al basurero, otra tal vez tenía salvación.

“¡Esto es caótico!” expresó ayer el alcalde de Parrita, Gerardo Acuña Calderón.

A su juicio unas 7.000 personas podrían constituir el número de damnificados en Parrita.

Acuña se mostró atribulado por esta problemática y porque tiene 350 kilómetros de carretera colapsados.

Aún hay comunidades sin agua potable, electricidad y tampoco hay servicio de telefonía.

Incluso, hay problemas de abastecimiento de comestibles y abarrotes y la comisión local de emergencias, aseguró, solo distribuye ayuda a quienes permanecen en albergues y no a otras víctimas que se mudaron donde amigos o familiares.

Un problema no menos desalentador lo vive la alcaldesa de Quepos, Anabelle Orozco, quien además de tener comunidades aisladas, enfrenta una potencial emergencia en el parque de Manuel Antonio.

Entre los poblados aislados, por la caída de tres puentes, mencionó: Villafuerte, Londres, Naranjito, Cerritos, La Gallega y Esquipulas. Igualmente, por el desbordamiento del río Savegre, El Silencio, Santo Domingo, San Cristóbal y Río Blanco. Un doble hundimiento de la carretera a Manuel Antonio, no solo puso en jaque a los 50 hoteleros de ese sector, sino que hay un deslizamiento que amenaza con transformarse en avalancha y caer sobre unas 60 viviendas. El parque Manuel Antonio recibe 1.200 turistas diarios y, el 90 por ciento de ellos permanece tres días en Quepos.