* Karina Picado, psicopedagoga
karinavidasana@gmail.com

         

Por diferencias entre mi esposa y yo, sobre cómo llevo mi vida social y mis amistades, ella ha llegado al punto de arañarme y golpearme. Yo no la he tocado, pero estoy muy resentido.

R/ Su relación ya llegó a niveles extremos de agresión física y psicológica, es una relación dañina y destructiva. Pareciera que ella no puede manejar conflictos, frustración e ira en forma asertiva, sino impulsiva, lo que sería un proceder peligroso. Cuando una persona es agredida así, tanto la ley como la recomendación médica y psicológica, es separar a la víctima del agresor(a), para ponerlo a salvo y tratar de intervenir el caso, con medidas de restricción (cuando alguno se vea en amenaza) y ambas partes reciban atención médica (si requieren medicación) y psicológica (a nivel individual) y depende de la evolución del caso, luego pueden recibir atención en pareja. No merecen la agresión, tome ya la decisión de recibir tratamiento cuanto antes.

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Después de años casados, creo que nuestro amor se acabó, es solo costumbre. Estamos juntos por los hijos. ¿Es esto justo para mi esposa y para mí?

R/ Nadie merece vivir sintiéndose obligado, pues con el pasar de los días, ese pensamiento se convierte en actitudes y conductas negativas hacia sí mismo y hacia los demás (sobre todo su esposa). Antes de tomar una decisión de separación, con ayuda psicológica, deben ver qué sienten, qué esperan, qué desearían que pasara y si hay rencores o conflictos sin resolver, llegar a la raíz y resolverlos. Luchen en este sentido antes de dejarse. Llamen al 2229-9205 grupo gratis matrimonio.

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