Barcelona, España / AFP y EFE.- El papa Benedicto XVI puso ayer fin a un viaje de dos días a España con una condena del aborto y una petición a los Estados para que apoyen a las mujeres y a los matrimonios heterosexuales.

El Pontífice defendió a la familia tradicional, oponiéndose a dos leyes estrella del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, mientras militantes homosexuales protestaban besándose a su paso en Barcelona.

Benedicto XVI expresó este rechazo en la homilía de la ceremonia de consagración del templo de la Sagrada Familia de Barcelona, en la que también se opuso a la eutanasia y denunció que se vive en una época en la que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios.

Además pidió medidas “para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización”.

El papa Benedicto XVI llamó a que la fe “alcance nuevo vigor” en Europa.

“Que esa fe alcance nuevo vigor en este continente y se convierta en fuente de inspiración, que haga crecer la solidaridad y el servicio a todos, especialmente a los grupos humanos y a las naciones más necesitadas”, expresó en un discurso en el aeropuerto del Prat de Barcelona antes de regresar al Vaticano.

Benedicto XVI subrayó que lleva en su corazón “a todos los españoles, sin excepción alguna, y a tantos otros que viven” en el país “sin haber nacido aquí”.

El sábado, en Santiago de Compostela, quiso unirse “como un peregrino más a tantas personas de España, de Europa y de otros lugares del mundo que llegan a la tumba del Apóstol para fortalecer su fe”, explicó.

“Los caminos que atravesaban Europa para llegar a Santiago eran muy diversos entre sí”, subrayó, pero gracias al “lenguaje común” del Evangelio, “en cualquier lugar el peregrino podía sentirse como en casa”.

Después de reunirse en privado con el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, subrayó la necesidad de “preservar y fomentar ese rico patrimonio espiritual”.