Su meta es clara: sonreírle a la vida aunque sabe que para llegar a su destino tiene que librar y saltar las piedras.
Una lección que aprendió el reconocido chef Rafael Calderón desde que era un chiquillo en las calles josefinas cuando junto a su mamá Nuria Villalobos, sorteaba la vida para llevar el pan a su casa.
Ella era vendedora ambulante en plena capital y él la ayudaba por las tardes a vender generalmente ropa en la acera de la antigua tienda La Gloria.
No oculta que al principio le daba vergüenza que los compañeros de la escuela lo vieran vendiendo, pero luego asumió la actitud de hacer lo que fuera por vender para ayudar.
“Mi niñez se movió entre San Francisco de Desamparados y Alajuela, pero las calles de la Avenida Central se volvieron mi segunda casa donde aprendí sus bondades y maldades”, comentó este hombre que ya suma 40 años.
No olvida que se subía a los palos de aguacate con los amigos del barrio para venderlos a la verdulería del barrio y después disfrutar de un arroz cantonés que le sabía a gloria.
Además, era un niño hiperactivo que le gustaba jugar fútbol y cualquier juego que le permitiera correr y perderse entre los barrios cercanos.
Era un chiquillo normal, ni feo ni bonito, aunque su mamá le decía que se parecía a Chayanne, contó con humor.
Aseguró que el amor por la cocina llegó a su vida por necesidad, pues debía encargarse de alimentar a sus hermanos y a su perro cuando doña Nuria salía a trabajar.
Sus padres se divorciaron, pero siempre ha tenido un contacto estrecho con su padre que lleva su mismo nombre.
Incluso fue su papá quien le permitió ver en realidad el mundo de la cocina en los hoteles donde trabajó.
Su primera gran cena la hizo para el segundo matrimonio de su papá como para 100 personas y según cuenta logró sus primeras ampollas picando.
Su buen sazón lo ha llevado a grandes ciudades, entre ellas Estados Unidos, México, donde vivió por tres años, Panamá, Guatemala, Jamaica, Cuba, Colombia, Chile, Alemanía, Japón, China y Argentina.
Un soñador
“Rafa o Rafix” como le dicen sus más allegados se considera un tipo alegre, apasionado en todo lo que hace, desafiante, algo loco y sobre todo soñador.
“El mundo se me ha movido para que mis sueños se puedan hacer realidad”, comentó.
Aseguró que soñó con estar en la “tele” nacional y ya tiene su propio programa “Al sazón de Rafael” que se transmite desde hace tres meses por canal 13 los lunes, miércoles, jueves y viernes a las 11:30 a.m.
“Tiene un formato diferente ya que se desarrolla dentro de un supermercado con público en vivo”, detalló este singular chef que disfruta el preparar de todo, pero en especial mariscos al estilo caribeño.
Jamás pensó tampoco que su sueño de estar en un programa internacional se cumpliría y un día recibió una llamada de argentina para invitarlo a ser parte de la segunda temporada de “Puro Chef”, en los estudios Fox. Ahí filmó completa la temporada de este año.
No hace mucho regresó de Bogotá donde grabó para el espacio “ Cocineros al Límite 2”.
Es como una hormiguita, no para. Ahora trabaja en las dos nuevas secciones de “Al sazón de Rafael” para inyectarle más variedad. Uno de ellos está dirigido a la comida sana y el otro a darle una solución a las emergencias culinarias que se dan en casa todos los días.
Y es que no solo se encarga de velar por el menú, pues Rafael es el productor de su espacio e incluso ya cuenta con todo el equipo técnico y humano de su propia productora Well Done Productions.
Al final del día termina satisfecho con la jornada, pero con el pensamiento de que más personas prueben su salsa. “ Es increíble. ¡Se la recomiendo!”.