Los Garbanzos no tendrían su mismo sabor sin su vocalista, Paulo Parra, una de las figuras representativas del ska costarricense.
La banda tuvo sus inicios en 1994 con una base de punk y hardcore. A partir del siguiente año ya habían agregado trompeta, saxofón y percusión latina para grabar su primer demo, titulado “Garbanzos”, de cinco piezas originales.
Las anécdotas durante esos años fueron muchas. En una ocasión la banda tuvo que empezar un concierto sin Parra, ya que este se encontraba en una presa de camino, luego de dos canciones interpretadas por el público y uno de los guitarristas apareció en tarima bajo los aplausos del público que creyó que era parte del “show”.
Debido a su hiperactividad, sus padres decidieron mantenerlo ocupado y llevarlo a realizarle las pruebas para entrar al Conservatorio Castella, en el cual terminaría graduándose en trompeta.
Junto a Luis Diego Fallas tienen a cargo la composición de temas de Los Garbanzos, que a la postre les significó el premio ACAM a Compositor y Autor del Año, Rock Urbano por las obras contenidas en el disco “Algo en la Vida”, 2007.
“En este momento estamos en proceso de composición y de montaje de canciones para el próximo EP que estaría para finales de este año”, aseguró el mismo Parra, quien además considera que el grupo pasa la mejor etapa de su carrera.
Más allá de la tarima
Paralelo a su pasión musical es practicar deporte, en especial el fútbol con un grupo de amigos todos los sábados.
Su fiebre la llevó a las canchas con el equipo Club Victoria de Grecia, de 30 años de existencia, en el que le llaman “El Fantasma Parra”, es delantero por la izquierda y dice aparecerse con una anotación cuando menos se lo esperan sus rivales.
Seguidor a nivel internacional del Barcelona de España, Boca Junior de Argentina y localmente es fiel seguidor del “Team” Herediano.
También es amante de los programas de humor de la radio nacional, dice jugársela contando chistes.
En tarima se podría decir que es extrovertido, pero asegura ser un poco ermitaño y tímido cuando baja de ella.
Es padre de una pequeñina de 5 años llamada Isabella, al ser muy hogareño le permite pasar mucho tiempo con ella y disfruta salir a pasear a la playa.
Dice ser el del toque final en la cocina. Su política de vida es la ley de causa y efecto, tratando con todos como le gusta que lo traten a él.
No aguanta la poca lealtad de la gente. De pequeño guardaba monedas y billetes, ahora lo hace con los recortes de la agrupación.