Humorista por embarcada, mayor de 16 hermanos, buen padre, enamorado y pequeño en estatura pero grande en corazón Carlos Ramos le ayuda a la estabilidad emocional del país con sus chistes y salidas graciosas.
Cuesta creer que esa persona tan alegre tuvo una vida tan dura de niño y de adolescente... otro sería un amargado.
Comanda “De 5 a 7” en Omega desde hace 10 años, casi para “Guinness Récords”, ese espacio humorístico siempre ha estado en primer lugar.
Todos lo conocen como “Porcionzón” pero pocos saben los secretos que está por contar a continuación.
¿Nació cómico o fue obra de la casualidad?
Estoy seguro que un humorista nace, no se hace.
¿Quién era así en su familia?
Mi mamá, que era la charlatana del grupo. Un día antes de morir, todos reunidos en su lecho me preguntó “¿Carlitos, están todos sus hermanos aquí?” Y yo le dije que sí, a lo que me respondió: “¡Qué poco de pegas! (risas).
¿Cuántos hermanos tiene?
Yo soy el mayor de 16 hermanos. Tres se murieron, dos de pequeñitos y uno a los 36 años, pues se lo llevó un cangrejo (cáncer).
¿Siempre ha vivido en Paso Ancho?
Toda la vida. Nací en el hospital San Juan de Dios, un sábado al mediodía, a la hora de las visitas, seguro por eso soy tan amistoso.
¿Ha pensado irse de ahí?
Nunca. Yo soy de “Tierra Santa”, de San Juan de Dios, de barrio La Cruz, Cristo Rey y Sagrada Familia. Ahora vivo por La Mansión Dorée. Me acostumbré a la bulla, al humo y al trajín de la ciudad.
¿Cuántos hijos tiene?
Déjeme contar... Seis hijos.
¿Cuántos viven con usted?
Conmigo viven tres. La mayoría ya están casados, pero siempre veo por ellos. Algunos están estudiando, uno Derecho y otra se graduó en Administración.
¿En algún momento se le han subido los humos?
En ningún momento. Yo tengo 28 años de trabajar en esto, siempre he creído que las estrellas están en el cielo. La popularidad es bonita, tampoco no le voy a mentir que uno se sienta bien, que le tomen fotos, pero es parte del trabajo. Hasta me imitan en todos los canales. ¡Soy un esclavo más de la comunidad!
¿Quién fue mentor?
Nunca pensé llegar a vivir de esto. Fue un amigo mío, Edgar “Sinca” Murillo quien me inscribió en “La Dulce Vida”, sin mi consentimiento. Cuando me llamaron me dijo: “Vaya” y por dicha lo gané.
¿Qué lujo no se ha dado?
Siempre he dicho que me doy todos los lujos que me he podido comprar. No tengo plata, ni soy millonario, solo gano bien y duermo bien. El último antojo, gracias a Dios, fue comprarme un carro deportivo.
¿Es el BMW que anda?
Sí, lo tengo con mucho sacrificio, a puro pulso. Carlitos no ha recibido una herencia, ni se sacó la lotería, todo ha sido a puro “brete”.
¿Ahorra?
Tengo una situación estable, pero no guardo plata. Carlitos Ramos lo que hace es disfrutar, el deleite mío es ver que mi familia esté bien.
¿Cómo ayuda a sus hijos?
Por ejemplo a un hijo le puse un taller de carros al lado de mi casa y a mi otra hija le di un apartamento. A los demás les he proporcionado una carrera. Además soy un buen ejemplo, con defectos, pero no fumo ni tomo. ¡Soy un “pachucazo” sano!
¿Le ha servido a usted eso de que el buen humor y el hacer reír a una mujer es un buen gancho para enamorarlas?
Por supuesto, una persona que tenga buen humor es una persona agradable. Si uno físicamente no es guapo, mentalmente las entretiene. Es miel para las abejas.
¿Es mujeriego?
Sí, es mi único vicio, me encanta las damiselas. ¡Diay alguna “vara” tengo que tener! Cada laguna tiene su desagüe.
¿Por alguna razón no ingiere licor?
Nunca serví para el “tapis”. Desde pequeño me di cuenta lo destructivo que es el alcohol. En una etapa de mi vida fui propietario de una cantina El Casino, que queda en Paso Ancho y ni así.
¿Padece de algo?
De nada, por dicha. Ya sobrepaso los 50 años y todavía no me ha pasado la factura, no soy un güila, pero todavía orino parando el chorro (risas).
¿Qué ha sido lo más difícil que ha vivido?
Como todo ser humano he tenido, altos y bajos. Uno fue el accidente de tránsito que tuvieron mis hijos. En el carro que los chocó murieron dos médicos. También la muerte de mi mamá hace seis años y la de mi papá hace seis.
¿Cuál fue la necesidad más grande que pasó?
Decir que yo era pobre es poco, fui miserable. Tremendamente pobre. Carlitos Ramos vendió periódico, empanadas, lotería, cuido carros y jaló bolsas en el mercado. Por eso no quiero que a mis hijos les pase lo mismo.
¿Alguna vez fue tentado por el lado oscuro?
Sí claro, uno en la ciudad es tentado por muchas cosas, gracias a Dios, nunca caí en drogas. Mi mamá y papá me inculcaron buenos principios.
¿Qué estudio tiene?
Llegué hasta tercer año en el Liceo de Costa Rica. Me salí por necesidad. Por dicha heredé un talento, el cual me ha bendecido a manos llenas.
¿Estuvo tentado a robar?
Yo siempre evité las malas juntas. No caí en las tentaciones de tener acceso a lo que no es mío. Mi mamá me dijo que ser honrado es un negocio.
¿Conocidos suyos si lo hicieron?
Claro. A veces voy a dar “shows” a Adaptación Social, a La Reforma y a “San Sebas” y he visto personas que crecieron conmigo.
¿Cuál ha sido el trabajo más duro que ha hecho?
Jalar bolsas, llenas de “jama”, un brete hediondo, más yo que era pequeñito. Yo laboré en cuanta cosa se imagina: Fui fotógrafo callejero y cantinero.
¿Qué hacía en el momento de ser descubierto?
Vendía dólares en bajos de Monumental y tenía una venta de llantas de camión de segunda mano.
Las 5 rapiditas
¿La vergüenza más grande?Una broma que me dieron en Canal 7. Nadie se reía, me sentí como un perro, ese es el mayor temor de un humorista, que no pueda sacar ni una sonrisa en una presentación.
¿Cuál ha sido el mayor disgusto?Cuando me amarraron el perro en un “show” a las 2 a.m. en Guápiles. No tenía plata ni para la gasolina. Viera yo, de regreso, iba por el Zurquí con el “smokin” de medio lado, hecho leña, todo limpio y cansado.
¿A qué le dice no definitivamente “Porcionzón”?A los proyectos a largo pazo. No tengo mucho tiempo para completarlo. A mi me dicen que compre unos apartamentos a 25 años plazo. ¿Para qué? Mejor me vacilo esa harina.
¿Cuál es el defecto que odia en otros?La envidia, esa “vara” si es mortal, es la madre de todos los defectos. Aquí en Costa Rica le perdonan a uno cualquier cosa, menos el ser exitoso. Le quieren cortar la cabeza.
¿Su mayor atrevimiento?Metérmele a una vaca en Zapote, en el “Reto del 7”, sin tener ninguna experiencia. En mi vida, lo más cerca que había tenido a un toro era en una olla de carne.