Heredia.- Una vez que escucharon la pena de 12 años contra el psicólogo que provocó la muerte de su esposo y padre, Patricia Chavarría y su hijo Gustavo se abrazaron y lloraron, ya que lograron cerrar un amargo capítulo que ya sumaba cuatro años.
El sentenciado fue Rodrigo Zumbado Ortega, quien fue hallado culpable del delito de homicidio simple en perjuicio del técnico del ICE, Gustavo Loaiza Bolandi, quien murió luego de una agonía de 51 días en el hospital México, en San José, tras ser agredido con un bastón para volante.
Además, el tribunal fijó, por concepto de daño moral, el pago de ¢100 millones y seis meses de prisión preventiva para descartar el peligro de una posible fuga.
Durante una breve explicación del por tanto, el juez Óscar Vargas le explicó a Zumbado que no había duda del delito, ya que este mismo había aceptado los hechos acontecidos la mañana del 6 de octubre del 2008, cerca de Los Arcos, en Belén de Heredia.
“Usted se fue con esa varilla y agredió en el rostro a Gustavo Loaiza. Desde el momento en que usted discute fuera del carro, le patea el carro y luego toma esa arma punzocortante y lo dirige hacia el rostro. Escogió un arma letal y la utilizó en una parte del cuerpo vulnerable”, afirmó Vargas.
Agregó que sí era previsible que se introdujera en un ojo y le produjera un daño cerebral.
El Tribunal descartó por completo la tesis de la defensa, donde aseguraba que la muerte del técnico en Telecomunicaciones se había dado por una bacteria, lo cual quedó descartado mediante el dictamen médico legal.
Satisfechos con pena de 12 años
Patricia Chavarría, esposa de Loaiza, aseguró que ahora tratarán de buscar un poco de paz, luego de haber afrontado este proceso por más de cuatro años.
“Lo más difícil como familia ha sido aprender a vivir sin él. Él era el pilar del hogar, el señor, el doctor, el profesor, todo en mi hogar”, dijo la viuda entre sollozos.
Su hija Noelia afirmó que ahora podrán descansar al igual que su padre y que ahora se dedicarán a sanar las heridas del proceso.
“El principal recuerdo que tengo es que fue un hombre excelente, carismático y que nunca pudo haber sido capaz de hacer el daño que le hicieron”, recordó.
Margarita Loaiza, hermana de la víctima, aseguró que perdonaba al condenado, ya que nada le iba a devolver a su hermano.
Bolandi tenía 22 años de casado y soñaba con poder observar a sus tres hijos graduarse.
Bernardo Soto, abogado defensor de Zumbado, comentó que apelará el caso, ya que en ningún momento existió la intención de su cliente de causar la muerte.
“Fue una discusión común de dos choferes por un campo en una presa. Nunca hubo intención. Don Rodrigo es un profesional del Ministerio de Educación de alto rango. Está arrepentido y aceptó la agresión”, afirmó Soto.
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