¿Le ha sucedido que su hijo no le hace caso y se pasa todo el día corriendo de un lugar a otro? ¿Ha sentido que pierde el control e incluso lo llama malcriado?
Si es así mejor haga un alto en el camino y analice bien la situación, pues podría estar frente a un niño hiperactivo.
Se trata de un trastorno de conducta con un componente genético aunque no todos tienen antecedentes familiares, destacó la psicóloga Marianela Rosales.
Agregó que los pequeños suelen presentar signos desenmascarando la enfermedad, entre ellos el no terminar las tareas que empiezan, tienen muchas dificultades para organizarse, evitan los quehaceres que requieren esfuerzo, pierden lo que necesitan y se distraen con cualquier cosa.
Es importante que los padres de familia hagan consciencia que se trata de pequeños especiales y necesitan atención, pues muchas veces parecen no escuchar cuando los llaman, se levantan constantemente y hablan en exceso.
Según la psicóloga María Ester Flores, es un mal que afecta más a los niños que las niñas.
“Quienes lo padecen tienen una inteligencia normal y son incapaces de estar quietos en los momentos que es necesario que lo estén. Además, presentan estados de ánimo bruscos y no asimilan la frustración”, dijo Flores.
¿Qué hacer? Una vez diagnosticados y medicados se debe trabajar con ellos desde la casa, aconsejó Flores.
“Cuando son bebés hay que cantarles suave y empezar a enseñarles a escuchar así como reforzar las señales tempranas del autocontrol. Y más grandes
Para Flores es importante que cuando alcanzan la edad preescolar los padres dispongan de un tiempo espacial con el niño de al menos 10 minutos por día para jugar. Todo para darles a entender que se ponen reglas, pero también de espacio recreativo con ellos.