Sábado 23 de agosto de 2008, San José, Costa Rica
Nacionales | Primera Fila
Secuestro burocrático

Jorge Arroyo
Escritor

Los controles administrativos del Estado, y de muchas empresas privadas, sobrepasan lo razonable. En procura de transparencia, sacrifican la eficiencia.

Los largos procesos de papeleo innecesario son desastrosos para el avance económico y social.

Para superar el infierno de necedades que dilatan los resultados, quienes tienen una mentalidad de acción buscan canales alternos para alcanzar sus metas, que no siempre son corruptas ni cuestionables, como acusa un grupo de gente pasiva que se nutre a expensas del enredo burocrático.

Los ciudadanos que valoran el tiempo, se agencian llaves para abrir tanta puerta cerrada, y avanzar; pero surge un problema: se crea un Estado paralelo, lleno de portillos y rutas alternas.

Hecha la ley, hecha la trampa, si las leyes no apoyan sino que entraban.

La maraña de constancias, certificaciones, timbres, sellos, firmas y majaderías, ha crecido durante años. Surgió por intenciones variadas: unas normas nacieron contra acciones delictivas; otras, las impusieron algunos que pretendieron ganarse un lugar en la historia.

Pero la historia fue otra: nos amarraron de pies y manos.

Hoy el país está secuestrado por las decenas de leyes desacertadas y requerimientos risibles que nos desesperan a diario. Las consecuencias se ven: inmovilización y retraso.

En este veloz mundo contemporáneo vamos al paso de la carreta, y cada día nos ponen más piedras en el camino.

¿Hasta cuándo aguantaremos el yugo que nos ciñeron los que ponen cercos a todo?

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