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Tribuna libre
Actitud constructiva Samuel Yankelewitz
Hace un año, en esta misma época, comentamos que el 2004 era de grandes oportunidades económicas y políticas.
El informe de mayoría suscrito por los miembros de la Comisión de Pacto Fiscal, en diciembre del 2003, el exitoso proceso de negociación del TLC con Estados Unidos y la discusión en la Asamblea Legislativa de algunas reformas trascendentales para la modernización del Estado, tales como la modernización del ICE y la reforma financiera, entre otras, imprimían gran optimismo a inicios del 2004.
Con el pasar de los meses, si bien lo económico dejó de ser una prioridad para atender lo político, lo cierto es que un país sin capacidad de crecimiento sostenido está condenado a la pobreza.
El sector productivo representado en UCCAEP está consciente de la necesidad de aprobar una reforma fiscal estructural que resuelva el enorme problema de la deuda interna, no solo por la gran carga financiera, sino porque disminuye los recursos disponibles para la inversión social.
Por ello, desde el 2002 hemos participado activamente en la generación de propuestas y búsqueda de consensos sobre la necesidad de aprobar esta importante reforma.
Además, convencidos de que el TLC con el principal mercado del mundo es una enorme oportunidad para aumentar las perspectivas de crecimiento e inversión, hemos apoyado la negociación y el desarrollo de la agenda de acompañamiento para la entrada en vigencia de dicho tratado.
En este sentido, hemos insistido en que Costa Rica necesita crear leyes marco que regulen la actividad de telecomunicaciones, la de generación eléctrica y la de seguros, entre otros, al tiempo que se debe modernizar las instituciones públicas que participan en dichas actividades.
Vemos con mucha preocupación que se condicione la discusión del TLC a la aprobación de la reforma fiscal. Ambos son necesarios, pero lo cierto es que la segunda es importante para la estabilidad económica; y el primero, para el crecimiento.
El peor de los escenarios es que no se apruebe ninguno de los dos y, con ello, se condene la inversión social al fracaso. Sin crecimiento económico, no hay ninguna posibilidad de aumentar la inversión social, y esto no se puede perder de vista.
Además, se dice equivocadamente que la reforma fiscal es para generar ingresos para los más desposeídos, y que el TLC solo favorece a los que tienen más dinero.
En el primer caso, se debe generar los ingresos que permitan disminuir la deuda, a fin de no comprometer la inversión social, que no es lo mismo que el gasto.
En el segundo, no debemos olvidar el cierre de una empresa textilera en Barranca de Puntarenas, que dejó sin empleo a más de 400 personas. El capital buscó las condiciones más favorables y se reinstaló en otro país.
¿Quiénes fueron los más perjudicados? Sin duda, las familias de estos trabajadores, que no tienen ninguna fuente de empleo alternativa para sobrevivir.
Si ésta es la Costa Rica que queremos, no nos preguntemos por qué aumenta la pobreza año con año. Las zonas de bajo progreso relativo del país deben ser atendidas con planes de desarrollo particulares y de largo plazo. Para ello, se debe crear las oportunidades que le garanticen una vida digna a cada costarricense.
No sigamos perdiendo tiempo valioso en inacciones que solo nos afectan a nosotros. Asumamos la responsabilidad de tomar decisiones como país, y seamos protagonistas de esta historia.
El sector productivo seguirá trabajando por la Costa Rica que necesitamos para generar 9 de cada 10 empleos en el país.
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