Jueves 27 de enero, 2005. San José, Costa Rica.


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Las necesidades económicas que atravesó don Vicente González, lo hicieron descubrir, en la construcción de camiones a escala, un talento que, con pasión y paciencia, ha podido ir perfeccionando.
Manuel VEGA/Al Día

Creador de camiones

Juan Pablo CARRANZA

Boca de Arenal.- Vicente González solo necesita observar bien un camión y, en cuestión de días, crear una copia a escala, casi exacta, del vehículo.

Ese talento, que lo descubrió hace tres años, cuando la pobreza lo obligó a buscar cómo mantener a su familia, hoy le da fama en la comunidad y le genera recursos económicos con los que logra salir adelante de forma digna.

La atrofia muscular que padece no le impide que le agregue diminutos detalles a sus creaciones: alfombras, espejos, pintura artística e imitaciones.

"Siempre hay que hacer las cosas lo mejor que se puede. Uno no debe dejarse achantar por nada. A mí me gusta dejar los camiones lo más parecidos al original posible, soy muy perfeccionista en eso, así hay que ser en todo", comentó.

Vicente trabajó muchos años en un bar, pero cansado de las jornadas nocturnas, en las que, dice él, a veces se es cómplice de muchas cosas, decidió retirarse de ese negocio.

Poco a poco

"Mi esposa, María de los Ángeles Sandoval y nuestros hijos, de 13, 11 y 9 años, estábamos pasando una etapa de muchas carencias. En una Navidad no tenía nada para regalarle los chiquitos y me puse a intentar hacer un carro de madera", narró González.

Su esposa agregó que aquel primer carro "no tenía ni pies ni cabeza".

"A como él lo iba mejorando, yo le decía 'se ve bien, se ve mal'. Así, poquito a poquito, hizo el primer camión. Vicente ya traía ese talento por dentro, pero aún no lo había descubierto", aseguró doña María.

Los camiones de este cuidadoso artesano están en distintas partes del país. Sus clientes son coleccionistas o amantes de los grandes motores, quienes llevan fotos de los vehículos a Vicente para que él los reproduzca en madera o cartón comprimido.

"El más grande que he hecho es uno que mide 2.75 metros de largo, el más curioso ha sido una niveladora. Los precios son variables, hay de ¢30 mil, ¢60 mil y hasta más de ¢100 mil, todo depende del detalle que los clientes pidan", especificó.

El sueño de esta familia es poseer un tallercito propio y una patente, para montar una tienda donde vender estos "juguetes".

Si usted desea adquirir uno de los camiones puede llamar al teléfono 469-9134.

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