Miércoles 02 de febrero, 2005. San José, Costa Rica.


Campeonato Nacional 2004-2005


 

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Ponchado
Barry Bonds admitió haber consumido esteroides, pero dice que no sabía lo que eran. ¿Acaso cree que nacimos ayer?
AP/Al Día

La era de los tramposos

Mentirosos y drogadictos abundan en el deporte

AP - Barry Bonds, astro del béisbol, admite haber consumido esteroides, pero dice que no sabía lo que eran.

El basquetobolista Carmelo Anthony no tenía idea alguna que había marihuana en su mochila, ni que estaba apareciendo en un DVD en el que uno de sus amigos advierte que los informantes de drogas reciben un balazo en la cabeza.

La atleta Marion Jones parece saber algo, al menos si uno le cree a la "alimaña" que apareció en la televisión para ufanarse de cómo él la ayudó a ganar cinco medallas en las Olimpiadas del 2000, suministrándole una serie de drogas.

Aparentemente, Jones se sentía tan cómoda con la jeringa que se inyectaba a sí misma con la facilidad de un drogadicto callejero.

¿Te hace falta una medalla de oro? Es fácil. Descúbrete la pierna, saca el inyector especial de $1 mil y corre, corre como el viento.

Por supuesto, Marion Jones lo niega todo, aunque contradice toda noción lógica el hecho de que alguien que estuvo tan dominante en Sydney, no puede siquiera conseguir una medalla de bronce en Atenas, donde los inspectores de drogas eran tan eficientes que los astros griegos de atletismo escaparon del estadio olímpico, en una motocicleta aterrorizados al oírles tocar a la puerta.

Además:

  • La cara sucia
  • Vista gorda
  • Amenaza

    Bonds igualmente lo niega todo en público, aunque fue forzado bajo la amenaza de perjurio a admitir finalmente a un jurado investigador federal que él había usado una crema y una substancia incolora que le dio su entrenador, quien está acusado de pertenecer a una red de distribución de esteroides.

    Bonds dice que usó las sustancias para tratar el dolor de artritis, no para añadir unas cuentas libras de musculatura.

    Carmelo Anthony pudo haber dicho que la marihuana encontrada en su mochila era medicinal, pero él tenía una excusa mejor: Dijo que uno de sus amigos la puso allí.

    Incluso si Bonds está diciendo en parte la verdad, eso no importa. Su récord de jonrones ha sido manchado, y el mismo deporte que una vez puso un asterisco junto al récord de Roger Maris simplemente porque superó a Babe Ruth, debería ahora sacar de los libros los 73 jonrones bateados por Bonds en el 2001.

    ¿Pueden imaginarse a Hank Aaron teniendo que felicitar a Bonds cuando éste rompa su marca de 755 jonrones?

    ¿Qué tipo de ceremonia va a preparar el comisionado de béisbol Bud Selig para un día que está apenas a 53 jonrones de distancia?

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    En problemas
    Carmelo Anthony: otro tipo inculto que gana millones por encestar un balón en la canasta.
    EFE/Al Día

    La cara sucia

    No todos los atletas usan drogas, por supuesto. Pero muchos tienen otros problemas.

    Por ejemplo, Carmelo Anthony, el astro de los Nuggets de Denver, cuya idea de ajustarse a la vida en la NBA es llevar una bolsa de marijuana al aeropuerto, enredarse en una pelea en un bar de Nueva York, y aparecer en un vídeo callejero en el que el pandillero parado junto a él alardea de matar a cualquiera que informe a la policía de narcotráfico.

    Por si fuera poco, el entrenador de la Universidad de Michigan acusó a algunos colegas de tratar de robarle potenciales atletas diciéndoles que él estaba enfermo o pensaba retirarse.

    Incluso en la Universidad Brigham Young, de los mormones, cuatro atletas de fútbol fueron acusados de violar a una muchacha de 17 años.

    Esteroides, drogas, peleas, mentiras, acusaciones de violación. En apenas unos días hemos visto la cara sucia del deporte.

    Los escándalos hacen que deportes amañados como gimnástica y patinaje sobre hielo se vean bien. O pero aún, incluso el boxeo.

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    Para llorar
    Jason Giambi: otro tipo que ha manchado el béisbol. ¿Y el castigo? No se ve por ninguna parte...
    AP/Al Día

    Vista gorda

    Las autoridades de las Grandes Ligas no han hecho otra cosa que implementar un débil plan de análisis que los millonarios del deporte evaden fácilmente.

    Consideren a tipos como Jason Giambi, quien dijo al jurado investigador que él usó esteroides durante al menos tres campañas y se inyectó con la hormona humana de crecimiento en el 2003, para poder batear más pelotas a las gradas altas del jardín izquierdo en el Yankee Stadium.

    Giambi se perdió la mitad de la campaña pasada a causa de fatiga y un tumor benigno.

    Giambi declaró que una de las drogas que usó fue Clomid, un medicamento de fertilidad femenina que expertos dicen puede exacerbar un tumor "pituitario".

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