Mente sana
Desarrollo integral Erick Quesada equesadar@racsa.co.cr
En la actualidad se concibe al ser humano desde una visión integral u holística. Esto quiere decir que es más que la suma de sus componentes -cuerpo, mente y espíritu- y que estos están íntimamente relacionados entre sí. Con respecto al componente mental, también conocido como ego o yo, durante muchos años se le otorgó un papel preponderante sobre el pensamiento, lo que hizo que el concepto de inteligencia se limitara a determinadas destrezas de índole lógico-matemático. Hoy sabemos que existen otras capacidades o cualidades que deben ser tomadas en cuenta y desarrolladas con la misma importancia. Entre ellas se encuentran:
1. La moral: la suma de nuestros actos, es aprendida y corresponde a una serie de principios éticos, los que a su vez, responden a una serie de valores.
2. El mundo afectivo: consiste en reconocer y apropiarnos de nuestros sentimientos y sensaciones, en utilizarlos adecuadamente para tomar decisiones que redunden en el desarrollo de la sensibilidad y el disfrute de la vida.
3. Las relaciones interpersonales: a través de ellas nos vemos reflejados como personas y podemos crecer y realizarnos.
4. La espiritualidad: corresponde al componente superior del ser humano. No debe confundirse con religiosidad. Consiste en una experiencia de totalidad en la cual la persona reconoce el orden fundamental del universo y su lugar en este. Como producto de esta experiencia la persona suele tornarse compasiva, amorosa con todo lo que le rodea y adquiere una profunda comprensión sobre la vida. Ubico también la espiritualidad en el componente del ego -a pesar de que, como dije antes, corresponde a un nivel superior- porque una vez que se experimenta, la persona vive un cambio verdadero y permanente.
A través del desarrollo integral explotamos nuestras potencialidades de mejor manera; lo que nos torna más humanos, versátiles y asertivos, y nos permite incrementar nuestra capacidad para disfrutar la vida.
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