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Archivo/Al Día
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Cultura sexual
Bob Esponja y el sexo Dr. Mauro Fernández
drmauro@icosex.com
La homosexualidad sigue siendo un tema escabroso, y existen muchos mitos sobre elle diseminados a lo largo del mundo occidental.
Recientemente he recibido múltiples consultas en torno a la serie Bob Esponja; a la cual se le atribuye brindar un mal ejemplo, porque sus personajes tienen comportamientos homosexuales.
Es claro que Bob esponja no es un hombre al que le gustan las mujeres, ni tiene aventuras ni coqueteos como los que aparecen en "Guardianes de la bahía", y es lógico porque Bob esponja no es un adulto, es un niño entrando a la adolescencia, y como tal tiene los gustos de un infante.
Los niños son así: les gusta más compartir con sus compañeros de su mismo sexo, tienen uno o dos amigos inseparables (Patricio) y mantiene relaciones de amistad aunque no tan cercanas con algunas amiguitas. (Ardillita)
Los niños sanos no andan buscando situaciones sexuales ni provocativas; los niños sanos no hacen desplantes de género, los niños sanos simplemente buscan entretenimientos, juegos y aventuras, y es en ese contexto se desarrolla esta serie animada.
Ardillita ha sido tildada de lesbiana, pero en realidad es un personaje que, como Bob, es infantil, como las niñas, lejos de las conductas tan polarizadas de las mujeres adultas.
Muchos padres preguntan si su hija será lesbiana porque gusta de muchos juegos masculinos y no disfrutan con las prendas y otras vestimentas femeninas. No, eso es lo usual, ver a las niñas haciendo deporte, sintiéndose incomodas con sus enaguas, felices con sus pantalones largos, ese es el comportamiento representativo de las mujeres cuando viven su infancia. Y nunca es un signo de homosexualidad.
Por otra parte la temática que se desarrolla en Bob Esponja es sumamente noble y humana. Recuerda las fábulas simples y graciosas de la décadas de los sesentas y setentas, convirtiéndose en un verdadero oasis en la programación infantil.
Hoy los programas infantiles suelen estar cargados de figuras violentas, inhumanas, de aspecto grotesco o tenebroso, con mensajes consumistas y saturados de personajes insulsos y perezosos, con los que el niño puede identificarse de manera contraproducente.
Es mi recomendación sincera que los niños vean esta fábula y, ojalá en compañía de los adultos; al igual recomiendo El lagartijo de Ned, Los Simpson, o programas como Maravillzoo, este último un verdadero banquete familiar.
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