Entrevista con Mauro Fernández, Sexólogo

"Los ticos no van ni a convocatoria, se quedan de una vez en materia de sexo"

El especialista asegura que en Costa Rica no se goza el sexo: en lugar de ser divertido es doloroso

Mauro Fernández sabe que todo va mal cuando le dicen que tiene nombre de presidente. "Si la gente no sabe que el Benemérito de la Patria nunca fue mandatario, menos sabrán cómo producir orgasmos", afirma.

Este sexólogo, también ginecólogo, quien se ha hecho famoso por su programa de televisión y por la columna de Al Día, deja muy mal parados a los ticos. Para él, no duran mucho en esa posición y acostados son aún peores. Les da nota roja.

Él habló de las preguntas que son más frecuentes, sus chascos y las experiencias acumuladas como profesional.

¿Por qué escogió esta profesión?

Escogí primero Medicina porque me me gustó saber lo desconocido. Me di cuenta de que lo complicado para los hombres era entender a las mujeres; por eso, me hice ginecólogo. Estos profesionales no sabían de sexo y, por ello, también soy sexólogo.

¿Qué ha descubierto?

Entendí la miseria del hombre, lo mal que se vive en pareja, los efectos de la ignorancia, tanta mujer embarazada. El sexo es amargo en Costa Rica; en Occidente, para ser exacto.

¿No es, más bien, rico?

No, por el desconocimiento, por los mitos, por los tabúes, por una cultura que propicia el licor y el tabaquismo, el no hacer ejercicio y la infidelidad promovida por la televisión.

¿Le encontró la parte divertida al sexo?

Sí. La enorme satisfacción que sienten las parejas cuando descubren su sexualidad y cuando el hombre cree que tiene pequeño el pene.

¿Qué les dice?

Que se tome una foto y me la traiga, pues en la clínica no provocamos la erección. Cuando me la traen, y comparamos medidas, se dan cuenta de que no lo tienen tan pequeño como pensaban.

¿Usted trabaja donde otros se divierten?

No, yo trabajo donde otros sufren. Porque la sexualidad es muy sufrida. Las mujeres que tienen un orgasmo en Costa Rica son apenas el 20 por ciento de la población. Los hombres que tienen control eyaculatorio son menos de un 18 por ciento. Pero yo trato de que ésos se diviertan... de curarlos.

¿Para ser buen sexólogo hay que hacer mucho "trabajo de campo"?

El entrenamiento en sexología es quitarse primero lo machista.

¿Usted es un buen amante?

(Lo piensa durante un buen rato). Probablemente no, debo de ser el peor de los amantes.

¿Por qué?

Porque, para mí, el sexo no es importante.

¿Cómo...?

Es como el aire: si respiras bien, es poco importante; si respiras mal, entonces sí lo es.

¿Qué lo satisface?

La ciencia, más que el sexo.

¿A un sexólogo no le perdonarían un "safis" sexual?

El sabio sexual sabe que siempre está aprendiendo.

Hay clientas que van donde usted porque no saben qué es un orgasmo. ¿Le han pedido ayuda personal?

Sí, al inicio. Antes, en los 90, la gente tenía la idea que un sexólogo era una persona que se acostaba con los pacientes. Por eso, los maridos no querían enviar a sus esposas a consulta. Luego ya se dieron cuenta de que no.

Entonces, ¿le salen muchas enamoradas?

Sí, hay coqueteos.

¿Y enamorados?

Me imagino que sí.

¿Ha tenido una mala noche?

No una, miles.

¿Y una noche buena?

También.

¿Su teléfono está en vibrador?

No, con la Marsellesa.

¿Cuáles son las preguntas más comunes que le hacen?

El tamaño del pene y cómo que es posible que la menstruación no duela. Si duele, es enfermedad.

¿Cuándo trata a un eyaculador precoz, termina rápido?

La consulta es rápida, pues se curan rápido.