Pido la palabra

¿Cuánto tiempo más?

Cuando don Pepe anunció, en 1955, que se iba a ampliar la Avenida Segunda de San José, muchos pusieron el grito en el cielo.

Argumentaban principalmente que eso era despilfarrar los fondos públicos, haciendo gastos innecesarios, porque había muchos otros asuntos que requerían más pronta atención, pero estoy casi seguro de que ni los más recalcitrantes opositores a esa ampliación, se imaginaron que iban a pasar más de 50 años sin que esos trabajos concluyeran.

Lo mismo pasó con los famosos anillos de circunvalación, que proyectara el ministro de Transportes del gobierno de Echandi, don Espíritu Santo Salas, a finales de la década de 1950.

Todavía pasaron otro buen poco de años, hasta que don José Joaquín Trejos pusiera empeño en llegar por tierra a la ciudad de Limón, pero podríamos citar una gran cantidad de obras postergadas una eternidad. La Costanera, por ejemplo. La famosa carretera a Caldera. La eliminación del tapón de la Florencio del Castillo, al llegar a Curridabat. La ampliación de la carretera a Paraíso. Ni qué decir de la restauración de la vía férrea, para que vuelvan a circular trenes, que tanto nos ayudarían a transportar toneladas de carga.

En cada comunidad nos podrían enumerar decenas de ejemplos, de obras postergadas, únicamente en el campo vial. Con solo la de Caldera, ¿se imaginan cuántos furgones dejarían un paso más expedito por Cambronero?

¡Pero con lo vial no pudieron ni don Espíritu Santo, ni don Pepe!