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 Vivir H O Y Domingo 16 de diciembre, 2007, San José, Costa Rica.
   

Cuando los hijos se van

El “nido vacío” es buen momen- to para recuperar su intimidad

Carmen Aybar

Sexóloga con estudios en sexualidad humana

Tal vez esta columna no la vean los lectores como “sexualidad”. Sin embargo, ya se explicará en qué se asocia. El síndrome del nido vacío es reconocido y definido como la vivencia que tienen los padres, como pareja, cuando los hijos se van de casa, ya sea porque contraen matrimonio o porque deciden formar su propio hogar viviendo en apartamentos, para vivir independientemente. Empero, esta independencia podría ser geográfica, como el cambio de domicilio, mas no la independencia emocional o psicológica.

¿Tiene dudas?

Envíe sus consultas a la experta Carmen Aybar en aldia.co.cr o a la dirección de correo electrónico: carmenaybarg@gmail.com

Es en estos momentos cuando los padres --que han vivido toda la vida con sus hijos en casa y han establecido reglas de convivencia y rituales como celebrar ciertos momentos importantes juntos-- enfrentan un cambio radical, empezando por no verlos en la mañana o sentirlos durante el día.

En los padres este gran paso que dan los hijos les lleva a sentir que el nido esta vacío, o sea, que deben empezar a vivir sus propios mundos y ver qué se hace con estos espacios y sonidos que ya no se escuchan.

Aquí aparece la sexualidad: ¿qué pasa cuando la casa está desocupada? La pareja tiene la oportunidad de mirarse a los ojos y ver cómo se acompañan en esta nueva experiencia. Por supuesto que al inicio sobreviene una gran tristeza y esto les lleva a tener que enfrentar un duelo por la ausencia de sus hijos, aunque el proceso haya sido poco a poco, porque no todos los hijos se van en el mismo momento.

Cada vez que se retiran del hogar de sus padres, estos tienen que volverse a ver a los ojos y enfrentar este duelo. Luego de ir procesando la casa vacía, se inicia en la pareja una nueva convivencia del uno con el otro.

En el inicio, la afectividad y la sensibilidad que se debe vivir, contempla darse la mano, ver televisión juntos y disfrutar de abrazos bien apretados, entre otros. Todas estas experiencias son formas de sexualidad, ya que como se ha dicho, la sexualidad va más allá de lo genital.

También la pareja tiene la oportunidad de disfrutar una sexualidad como la ternura, en la que se acarician sin por ello abordar áreas más erógenas.

Por supuesto, no se está dejando de lado la afectividad representada por la sexualidad en todo su sentido. Es en este momento en el que no hay que estar cerrando la puerta con llavín, ni encender el televisor para que los sonidos propios del placer sexual no sean escuchados. Es en este momento cuando es más posible bañarse juntos y disfrutar de enjabonarse el uno al otro y hacer más íntimo este baño. Pero, ¿qué pasa si la pareja no ha practicado estas vivencias desde los inicios, cuando deciden vivir juntos? Lo frecuente es que se queden mirando a los ojos y no sepan qué hacer con ellos. Esto porque así como se vive, así se crece y no se puede presionar toda una nueva vivencia. La relación interpersonal, como la comunicación, el diálogo y el entendimiento anterior, también se hace presente ahora y si esta no fue saludable y llevadera se evidencia la relación de pareja, y por ende en la sexualidad.

Entonces, les invito a cuidar la relación de pareja, para que así puedan experimentar con buena calidad la vida que se experimenta y que ofrece la vivencia sexual y la sexualidad.

El nido vacío es uno de los mejores momentos para disfrutar de la compañía del otro y la afectividad en todas sus formas.

La sexualidad toma su lugar con más tranquilidad y reaparece, como en los inicios de la vida en pareja.

Foto: 1835337

Byron MORENO

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