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Escándalos, acusaciones y juicios Mezclar sexo y política es más letal que una guerra Desde EE. UU. hasta Israel Paula V. Chinchilla y agenciaspchinchilla@aldia.co.cr Políticos de Estados Unidos, Polonia e Israel se convirtieron, durante los últimos meses, en focos de escándalo y comidilla mundial, no por decisiones polémicas sino al trascender sus escabrosas actuaciones sexuales. El caso más reciente es el del exministro de Justicia de Israel, encontrado culpable de acoso sexual. Su situación y la de otras figuras conocidas ratifican que el mezclar sexo y política es más letal que declarar una guerra. Quizás el escándalo más conocido fue el generado por el expresidente de Estados Unidos, William (Bill) Jefferson Clinton... ¿lo recuerda usted? A principios de enero de 1998, se supo en Washington que Clinton había tenido un amorío de 18 meses con la exbecaria Mónica Lewinsky. La investigación por el “affaire” Clinton-Lewinsky, costó $40 millones, e inició cuando una amiga de la mujer, Linda Tripp, grabó conversaciones donde la exbecaria le contó sus aventuras. Clinton en una conferencia de prensa, y teniendo a su lado a su esposa Hillary (actual senadora de Nueva York y aspirante a candidata presidencial), negó la veracidad de las acusaciones en su contra y expresó: “No tuve relaciones sexuales con esa mujer, la señorita Lewinsky”. El problema para Clinton radicó en que, bajo juramento, mintió al decir que no tuvo una relación ilícita con Lewinksy, lo que podría haber terminado en su destitución, lo que al final no ocurrió. Cuando el escándalo no daba para más, en agosto de 1998, Clinton por fin habló de su desliz, ante un gran jurado y su pueblo. “Me arrepiento profundamente de eso”, dijo y agregó que trató de que todo quedara en secreto por vergüenza y para evitar herir a su esposa e hija. En su camino hacia la Casa Blanca, a Clinton se le achacaron varias aventuras. En 1992, la excantante de cabaret Gennifer Flowers dijo que habían tenido un romance de 12 años. Ese mismo año, Paula Jones, señaló al entonces gobernador de Arkansas, por haberse sobrepasado con ella. Y, para 1993, Kathleen Willey contó que Clinton la besó a la fuerza en el Salón Oval, cuando esta llegó a solicitar empleo.
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