Nuestro amado fútbol

Menem, Arias, el TLC y las estrategias

En tiempos de TLC, referéndum y balances por el primer año de Gobierno, el Presidente Arias debería echar mano al libreto de estrategias de Carlos Menem, el ex mandatario argentino, a quien el fútbol le dio más réditos que todo un equipo propagandístico, tratando de inmacular su investidura.

Claro, para ello habría que bajar el perfil de don Óscar, conseguirle un par de “tacos”, llevarlo al bronceado artificial y meterlo unos cuantos días a una escuela de fútbol - aunque sea del Herediano -, por aquello de las pasiones.

Con enseñarle a patear una bola sería suficiente. De lo demás se encargarían sus compañeros de equipo y, por supuesto, los mismos rivales. La charla con el portero de enfrente, antes de cada mejenga, también sería vital. Tanto, como un recordatorio previo, en tono severo, al árbitro designado para pitar.

Porque la historia extraoficial del mandato de Menem está llena de esos episodios de barrio, con la camiseta albiceleste encajada en el presidente quien, una y otra vez, se confundía con los mortales argentinos en las plazas de pueblo, donde quedaban patentes sus “destrezas futboleras”.

Las mejengas siempre tenían su penal para el mandatario. El portero rival, invariablemente, se lanzaba al lado contrario, sabiendo siempre a cuál rincón iba la pelota.

Cuentan que un seminarista tuvo la osadía y el orgullo de atajar el único penal que ha fallado en su vida el señor Menem, pero su pecado le costó que dos minutos después el técnico lo cambiara.

Cada penal disparaba el popularímetro a favor del gobernante, favorecido por el culto de la nación, alrededor de esa mágica pelota a la que los aficionados deben tantas noches de delirio.