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Se calcula que 80 mil ticos residen en EE. UU. En busca del sueño americano Pese a control migratorio y nuevas leyes contra indocumentados, miles se embarcan en un viaje que les cambie la vida Ronny Rojasronnyrojas@aldia.co.cr Princeton/Nueva Jersey.- Mañana miles de estudiantes retornarán a clases en la Universidad de Princeton, Nueva Jersey, tras las vacaciones de verano. Al reanudarse el curso lectivo en la que es catalogada como la mejor universidad de Estados Unidos, también comienza el ajetreo para decenas de comerciantes locales; entre ellos, Ammel De Bernard, un inmigrante costarricense, que a pesar de su nombre y apellidos, se crió entre Zapote, Hatillo y barrio La Cruz, y viajó a Estados Unidos como “mojado” en 1993.
De Bernard, de 36 años, es el dueño de “Tico's”, un pequeño pero concurrido local de comidas, situado en el corazón de Princeton, donde vende desde ensaladas y sandwiches, hasta arroz y frijoles con salsa Lizano. El es uno de los muchos costarricenses que vinieron a Estados Unidos para cumplir el famoso “sueño americano”. Y hasta el momento lo ha hecho bien. “Pero no ha sido fácil”, replica Ammel, quien durante estos años ha laborado cortando zacate, lavando platos, cocinando pizzas y hasta como cajero en un parqueo, trabajo que le permitió conocer a su esposa, Renné, una contadora estadounidense con quien se casó en febrero del 2001, y con quien tiene dos hijos, Nicholas, de cuatro años, y Peter, de ocho meses. “Los ticos son muy audaces e inteligentes y siempre toman ventaja de las oportunidades; eso se nota en Estados Unidos. “Aunque uno de los problemas es que muchos vienen y no aprenden a hablar inglés. Pero el que aprende inglés, siempre sale adelante”, cuenta De Bernard. De los Santos y PZ Tal y como lo hizo Ammel, miles de ticos viajan ilegalmente a Estados Unidos cada año, con la esperanza de trabajar y mejorar su situacion económica. Algunos, como De Bernard, se quedan y no regresan, pero la mayoría permanece, en promedio, cinco años, antes de volver a suelo costarricense, de acuerdo a un estudio del Banco Central en el 2005. Esa investigación señala que los costarricenses en ese país representan el 2 por ciento de la población de Costa Rica, que para el 2004 eran unos 80 mil personas. Según datos del Centro de Población de la Universidad de Costa Rica, el 50 por ciento de los ticos en Estados Unidos reside principalmente en California, Florida, Nueva York y Nueva Jersey. No obstante, la mayoría está concentrado en Nueva Jersey, el estado mas rico de Estados Unidos, en pueblos como Trenton, Summit, Paterson y Boundbrook. La mayor parte de inmigrantes ticos provienen de los Santos, Pérez Zeledón y comunidades alajuelenses, como Palmares, Naranjo, Sarchí y Grecia. Aumentan los obstáculos Pero las cosas en el llamado país de las oportunidades implican dificultad para los inmigrantes ilegales, quienes deben vivir en las sombras, ante el temor a ser deportados. Con esto coincide Alejandra Solano, cónsul de Costa Rica en Nueva York, la sede diplomática que atiende a la colonia de ticos más grande en el extranjero. “Muchos no salen de sus casas por temor, trabajan largas jornadas y no tienen momentos de recreación. Para ellos es muy frustrante”, indicó Solano. Tras los ataques terroristas del 11 de setiembre del 2001, los controles migratorios en Estados Unidos se han vuelto mas severos y es común escuchar, en las estaciones de radio, comentarios negativos contra los inmigrantes. El 4 de agosto pasado, el asesinato de tres estudiantes universitarios en Newark, Nueva Jersey, a manos de varios pandilleros ilegales, provenientes de Nicaragua, Perú y Honduras, reavivó los ánimos en contra de la población indocumentada, e hizo que las autoridades estatales aprobaran una ley que obliga a los policías a revisar el estatus migratorio de los extranjeros que detienen, algo que antes solo hacían las autoridades migratorias. De acuerdo con Alejandra Solano, el consulado recibe entre dos y tres notificaciones por semana, de ticos que son rechazados por las autoridades en los aeropuertos locales –principalmente el Newark Liberty– a pesar de que viajan con su respectiva visa de ingreso a Estados Unidos. German Mata, un inmigrante oriundo de Rivas de Perez Zeledón, quien llegó a Estados Unidos hace 20 años y hoy es residente legal, afirma: “uno se acostumbra a las condiciones económicas de este país. Ahora está más duro para vivir tranquilo, pero si la gente trae un buen propósito, vale la pena el esfuerzo por llegar acá”. Así, las nuevas leyes más severas y el incremento de los controles migratorios, parecen no desmotivar a los ticos a emprender ese ya casi legendario viaje hacia el sueño americano, el mismo que Ammel de Bernard y muchos otros hoy están cumpliendo.
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