Ayer fue el día de la Independencia

186 veces gritamos libertad

Bandas, campesinos, bastoneras y buen tiempo amenizaron desfiles

La naturaleza fue bondadosa con la juventud costarricense en la celebración del Día de la Independencia.

Con una mañana fresca y un sol que apenas calentaba; el día se presentó ideal para festejar a la Patria en su 186 Aniversario de vida independiente.

Pero no todos los desfiles fueron coloridos, pues mientras en Desamparados, Puntarenas, Limón o Siquirres destacó la asistencia y el entusiasmo de niños, jóvenes, adultos y hasta una que otra mascota; en Alajuela, el desfile no calentó y las calles lucieron desiertas, a pesar de las ganas de los participantes.

Tampoco el orden fue el mismo. En Desamparados no había cordones de seguridad y a los asistentes se atravesaban en medio del desfile.

En San José sucedió algo similar. Solo con algunos centros educativos, la Fuerza Pública acordonó la vía para evitar la invasión.

Los puertos, en cambio, fueron todo lo contrario. Allí el orden estuvo presente en todo el trayecto y la gente disfrutó de los festejos.

Las más esperadas

Sin duda, quienes se roban el show son las bastoneras, pero no todas lucieron “chingoletas” ni fueron tan numerosas.

En Pital de San Carlos no hubo bastoneras del todo. Las cambiaron por carrozas y “pasacalles”.

En San José solo las escuelas presentaron bastoneras y en Desamparados también. Allí destacaron los grupos de bailes típicos, tanto en los colegios como en las escuelas.

En cambio, naranjeños, puntarenenses, limonenses, sancarleños o alajuelenses, por citar unos, sí se deleitaron observando a las muchachas haciendo malabares.

Tampoco faltaron los “pequeñines colados”. Esos que se meten animados por sus padres para que sean observados “bailando” con sus trajes de campesinos o tocando el “tamborcito”.

Así sucedió en Siquirres con la pequeña Daniela Solís, de un año de edad, que cautivó al imitar los pasos de sus compañeras del Instituto Pedagógico Bambi.

Y ni qué decir de Bryan Andrés Mora, de 2 años, quien acompañó a la banda del Colegio Las Gravilias y demostró que trae el sabor en la sangre.

“Nosotros antes estábamos en una comparsa, de allí sacó el gusto por tocar tambor”, dijo el papá, Michael Mora.

La naturaleza dio tiempo a que los desfiles terminaran con normalidad; ni siquiera la garúa que cayó en Limón y Pital impidió al tico celebrar su libertad.