Argentina/EFE y AFP.- “Buenos Aires se hace humo, esto es tremendo”, comenta, entre sorprendida y angustiada, María, vecina del barrio porteño de La Boca, al contemplar la densa cortina de humo que desde el martes cubre la ciudad y que hace el ambiente irrespirable.
La capital argentina está completamente cubierta por una humareda que reduce la visibilidad apenas a unas decenas de metros. Los vientos del norte arrastraron la nube producida por la quema masiva de pastos en las islas del delta del río Paraná, hasta 70.000 hectáreas, según el Gobierno, con unos 300 focos y frentes de fuego que llegan a los 300 kilómetros.
Los incendios están incontrolables, reconocen las autoridades, en medio de inmensas nubes de humo que dificultan el trabajo de los cuerpos de bomberos.
La bocanada penetró en viviendas, garajes y hasta en la red del metro, y obligó a suspender la actividad en varios organismos oficiales de atención al público. En las calles, muchos optaron por cubrirse la boca con bufandas y pañuelos para paliar la desagradable sensación.
“Está toda la ciudad igual, vivo en una casa baja y está llena de humo”, se lamenta Aída, vecina del barrio de Almagro. “Queremos parecernos a Londres”, agrega Hugo, portero de un edificio del céntrico Barrio Norte.
Más que Londres, Buenos Aires parece una réplica de Ciudad Gótica, la ciudad ficticia de Batman, o de la futurista Los Ángeles de la película de ciencia ficción estadounidense “Blade Runner”.
El Gobierno declaró la emergencia vial y cerró o restringió el tránsito en prácticamente todas las carreteras de acceso a Buenos Aires. Sobre la Avenida 9 de Julio, una de las principales, los conductores tratan de mantener la calma en mitad del colapso del tráfico y atentos a los semáforos, que aparecen como luces borrosas suspendidas en el vacío.
“Es terrible”, exclama Daniel Moreno, un taxista de 40 años que reconoce que “nunca había visto nada igual en la capital”.
Para Daniel, la culpa es tanto de los agricultores que iniciaron una quema masiva de pastos, como del Gobierno que no ha sabido actuar. El humo, incluso, ha ocasionado que se vea borroso el Obelisco, y que se haya tenido que cerrar el Aeroparque, el aeropuerto metropolitano de Buenos Aires, donde, desde el jueves, están suspendidos los aterrizajes.
Mientras los vecinos asisten atónitos a esta situación sin precedentes, el Gobierno decretó la alerta amarilla en los hospitales, lo que implica reforzar los efectivos en los servicios de urgencia.
Aunque las autoridades sanitarias insisten en que el humo no es tóxico, la Agencia de Protección Ambiental alertó sobre un aumento del nivel de monóxido de carbono en el aire.
Emergencia vial
Al declararla se prohibió la circulación en rutas que comunican a Buenos Aires con grandes centros de producción. Así, por ejemplo, está cerrada la ruta 14 del Mercosur, que enlaza Argentina con sus vecinos Brasil y Paraguay, crucial vía para el tránsito de mercancías.
Y, por otra parte, la autopista Panamericana, que vincula a la capital, Buenos Aires, con su populosa periferia norte, fue cortada en varios tramos durante algunas horas para evitar accidentes, aunque ya se han producido varios, con un saldo preliminar de ocho personas fallecidas.
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