Esteban Rojas Sáurez
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Ana Arana paga por semana unos ¢15.000 de gasolina para trasladar a sus hijos a la escuela y salir a hacer “mandados”.

Como ella, muchos costarricenses utilizan el carro hasta para ir a la pulpería y no aplican medidas de ahorro de combustibles, pese a los elevados precios.

En un recorrido realizado ayer Al Día fue evidente que la mayoría de las personas viajan solas, en vez de organizarse con los vecinos para hacerlo en un solo carro.

También aceleran y frenan los vehículos de manera innecesaria, lo que genera un mayor gasto de gasolina y diésel.

“El parque vehicular en el país es de 1.200 automotores y solo el 65 por ciento de las personas utilizan el transporte público”, precisó la viceministra de Transportes, Viviana Martín.

Esa realidad fue complementada por José León Desanti, presidente ejecutivo de Recope, quien destacó que los costarricenses no estamos acostumbrados al ahorro.

Datos de Recope revelan que solo durante el mes de enero en el país se consumieron 157.547 barriles de gasolina súper y 306.799 de regular. En relación con el 2007, se presentó un incremento promedio de un 4,46 por ciento.

El consumo de diésel sin considerar la demanda del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), creció un 7,6 por ciento, al pasar de 532.156 barriles en enero del 2007 a 572.810 barriles en el mismo período de este año.

Comerciantes

Miguel Araya viaja todos los días desde Atenas hasta Moravia a vender frutas, y asegura que el carro es una herramienta de trabajo. “¿Cómo hago para ahorrar si este es mi machete?”.

Mientras que Antonio Mora, quien se dedica al transporte de materiales de construcción, afirmó que no puede parar el carro.

“Los que voy a tener que hacer es subir el precio de los servicios que brindo”, añadió.

El taxista de Pavas Marco Ramos señaló que ya no es rentable estar “dando vueltas”, buscando clientes.