Beijing, China/dpa. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad. "Su hijo nunca llegará a concentrarse en algo", le dijo una maestra a Deborah Pehlps, la madre del deportista olímpico más exitoso de todos los tiempos, el hombre salvado por el agua.
"Yo le dije que quizás se estaba aburriendo", recordó Deborah recientemente, en una entrevista con "The New York Times". "No es muy dotado", fue la respuesta. Deborah Phelps, durante 22 años maestra, se enojó: "¿Qué es lo que van a hacer para ayudarlo?".
De aquel Phelps de los primeros años 90 al de hoy que arrasa en el "Cubo de Agua" de Beijing hay una distancia enorme.
Aquel niño que corría, saltaba y no podía leer más de dos párrafos sin perder la concentración, es hoy el dominador absoluto de un deporte clave como la natación.
"Está mejorando cada vez más. Sabe lo que está sucediendo, sabe quién está en la carrera y sus aptitudes. Es uno de los pocos muchachos en el equipo que conoce tan bien nuestro deporte", elogió Eddie Reese, entrenador jefe del equipo de natación estadounidense.
Bob Bowman, su entrenador de entonces y su técnico de hoy, estaba entusiasmado.
"Lo veo en los 'trials' para los Juegos del 2000, compitiendo en los Juegos de 2004 y batiendo récords mundiales en 2008. ¡Y en 2012 los Juegos serán en Nueva York!", recordó en el pasado "The New York Times", sobre aquel pequeño niño hiperactivo, al que muy pocos le vieron futuro.
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