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 Vivir H O Y Domingo 27 de enero, 2008, San José, Costa Rica.
   

Sexo y más

El sexo es mucho más

El disfrute de la sexualidad humana pasa por la formación

Carmen Aybar, psicóloga con estudios en sexualidad humana

El porqué, cuándo, cuánto, cómo, para quién, y por quién, son aspectos fundamentales que deben considerarse cuando se planea cualquier tipo de experiencia formativa en el área de sexualidad humana, porque allí quedará plasmado todo esto y orientará dicha acción.

¿Tiene dudas?

Envíe sus consultas a la experta Carmen Aybar en aldia.co.cr o a la dirección de correo electrónico: carmenaybarg@gmail.com

Por lo tanto, la dificultad para el manejo de la sexualidad no puede limitarse al método ni a las técnicas, sino que deben reconocerse los fundamentos teóricos que los sustentan y le dan sentido.

Estamos claros en que la sexualidad tiene que ver con aspectos biológicos, culturales, religiosos, económicos, políticos y psicosociales.

El proceso de enseñanza de la sexualidad, concebido en términos del proceso de enseñanza para la vida, incluye por tanto normas, valores, creencias, roles sociales que no son universales ni innatos.

Además, cambian permanentemente por la influencia de los avances científicos, pero se hacen complejos por la acción de las costumbres, la familia en la que nos toca crecer y las tradiciones.

La sexualidad comienza desde la fecundación y desde entonces es de interés público, social y obviamente familiar.

En nuestro país se han hecho intentos de programas de educación sexual; sin embargo, el entusiasmo por ellos no va a la par de los objetivos que abordan su dimensión integral.

Muchos esfuerzos están únicamente dirigidos hacia el embarazo adolescente o a las enfermedades de transmisión sexual.

En las actitudes hacia la sexualidad humana, no solo la sociedad en general sino que en la vida personal se debe reconocer que la existencia de los mitos y tabúes sexuales son el resultado de una percepción social y familiar de la sexualidad como algo secreto y se convierten en verdaderos obstáculos para la educación.

Recordemos, por ejemplo, que en las escuelas y colegios ha sido limitada a la anatomía y fisiología de la procreación, pero no se enseña que el aparato genital de la mujer se llama vulva y que contiene la entrada de la vagina, la uretra (por donde se orina), los labios mayores y menores y el clítoris, tan importante para el orgasmo de la mujer.

En el varón no se explican las partes del pene ni para qué sirve el glande, y que se podría hacer para controlar la eyaculación, entre otras cosas.

En realidad, para relacionarse con otros, para amar, para crear y recrearse, las actitudes, las emociones, las expectativas como persona y como miembro de pareja deben tenerse claras y presentes.

Esto posibilita la comprensión de sí mismo como ser sexuado, y ser sexual, su propia aceptación y respeto por las diferencias individuales, de tal modo que logre identificar sus valores para que tome decisiones responsables, auténticas y gozosas.

Entendida así, la educación para la sexualidad es particularmente un elemento de enriquecimiento personal y no simplemente la trasmisión de conocimiento.

Todos hemos recibido educación para la sexualidad informal, que corresponde a un sistema de valores contradictorios y ambivalentes de “doble moral”: erotiza y reprime.

La sexualidad aparece en la persona para disfrutar sin complejos ni represiones, para poderse comunicar sexualmente en cualquier contexto. No le restemos valores a nuestras propias necesidades y placeres.

Foto: 1875708
Ilustración: Byron Moreno y Xavier Cabrera

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