Mauricio Astorga
Actor

México, D.F. Esta columna está dirigida a mis colegas, los padres de familia. En este caso me refiero a los padres en el sentido masculino de la palabra, porque cómo nos cuesta a los papás ejercer nuestra profesión en una sociedad tan machista como la nuestra.

Gracias a Dios los tiempos han cambiado. Ahora es posible ver a un caballero cambiando un pañal o preparando la leche del bebé. Estas eran labores casi exclusivas de las mujeres y el hombre que osara realizarlas ponía en tela de juicio su masculinidad y se prestaba para que se dijera que le “cantaba la gallina”.

Pero todavía hay mucho que cambiar en la estructura mental de nuestra sociedad. Por ejemplo, colocar un cambiador de bebé en baños de hombre, ya que eso nos obliga a buscar cualquier banca, silla o rincón.

Ni hablar de “las pañaleras”, esos maletines tan cómodos para llevar todos los implementos de la criatura, como biberones, pañales y ropita. Sus diseños no podían ser más femeninos.

De manera que si usted se aventura a andar por la calle con un bolso de estos, lucirá como una verdadera señora en día de compras.

Hay muchos ejemplos de lo cuesta arriba que se pone para los padres que cumplen con su deber de cuidar a “los güilas”, como decimos en Tiquicia.

Para ellos mi felicitación, porque esto hace que disfrutemos más de la deliciosa labor de ser padres y compartir con nuestros hijos.