EE. UU. / EFE y AFP.- El caso de una mujer retenida durante 18 años en el jardín de una vivienda, se volvió aún más retorcido cuando la Policía allanó ayer la casa de su presunto raptor, en busca de evidencia relacionada con los crímenes de varias prostitutas.

Los cadáveres de las mujeres asesinadas aparecieron cerca de un parque industrial donde el sospechoso Phillip Garrido, quien tiene historial de crímenes sexuales, trabajó en la década de 1990.

Garrido, de 58 años, y su esposa Nancy, de 54, fueron acusados el viernes de secuestrar a Jaycee Lee Dugard, de 11 años, en 1991.

Las autoridades dijeron que ambos retuvieron a la niña y las dos hijas que tuvo con Garrido, presas en estructuras caseras construidas en su patio.

Las hijas de Dugard tienen 11 y 15 años; la primera nació cuando ella tenía unos 14.

Los esposos se declararon inocentes de los 29 cargos presentados, incluidos secuestro forzoso, violación y privación ilegal de la libertad. Un juez ordenó que permanecieran detenidos sin derecho a fianza.

En tanto, el alguacil de Contra Costa, Warren E. Rupf, dijo que hace tres años un vecino denunció que había gente viviendo en carpas en el patio de Garrido y que el agente que acudió le advirtió que eso violaba normas locales, pero no entró al jardín. La casa está en una zona no urbanizada a unos 72 kilómetros al noreste de San Francisco, California.

Hogar e infierno

Detrás de una valla de madera de unos 2,5 metros de altura, una red de piezas destartaladas y carpas viejas conformó la prisión secreta para Jaycee Lee Dugard.

El viernes, los vecinos no podían creer los crímenes que habían ocurrido en su barrio y que pasara tanto tiempo para que fueran detectados.

Uno de ellos, que pidió ser identificado solo por su nombre de pila –Steve–, dijo que había visto a las niñas con Garrido, de 58 años, un puñado de veces en las últimas dos décadas.

“Pensaba que eran sobrinas, o algo así”, dijo Steve. “Es embarazoso haber estado aquí todo este tiempo y no saber lo que estaba pasando. ¿Cómo pudo pasar frente a nuestras narices?”.

“Cuando lo conocí (a Garrido) pensé que era un tipo simpático. Ahora me gustaría verlo asesinado o ahorcado”, enfatizó.

El vecino contó que Garrido solía ser visto en su jardín delantero predicando.

Manuel Garrido, padre del detenido, dijo que su hijo está loco a causa de haber tomado ácido lisérgico cuando era joven.