Washington/DPA.- La opinión de Sasha se supo antes de la victoria de su padre: “Sería genial vivir en la Casa Blanca”, dijo la hija de siete años del presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama.
Ahora la pequeña podrá saber si tenía razón. A partir del martes vivirá en la avenida Pennsylvania, en una residencia de 132 habitaciones con piscina, cine, canchas de tenis y bolos, y donde el futuro presidente quiere construir una de baloncesto.
Estados Unidos y el mundo seguirán con expectación qué sello imprime a la historia el nuevo presidente con su política; pero como la primera familia negra, además de expresar armonía y felicidad, los Obama también son un ejemplo de avance social.
Según sus amigos, ellos son totalmente conscientes de que todo lo que digan y hagan, cómo se vistan, qué coman y qué perro comprarán tendrá un valor simbólico y cultural y será seguido con especial fascinación.
“Los Obama transmitirán una nueva imagen de familia negra, que usualmente son representadas como destrozadas y sin amor”, escribe Gerrie Summer de la revista Today's Black Women. Michelle y Barack Obama inspiran a las parejas para ser mejores padres y compañeros, “con sólo observar cómo se tratan unos a otros en esa familia”.
Risas y alegría
El solo hecho de que por primera vez desde Amy Carter (hija del expresidente Jimmy Carter) haya nuevamente dos niñas pequeñas corriendo por los salones de la Casa Blanca promete una brisa de aire fresco en la residencia. Sasha y Malia, de 10 años, asisten ya a la famosa escuela cuáquera privada “Sidwell Friends”.
La madre y esposa, Michelle, de 45 años, siempre recalcó que su principal trabajo seguirá siendo ser “Primera Madre”, y que hará todo lo posible para que las niñas mantengan los pies en la tierra.
Para conservar esa normalidad es posible que, tal y como ha sido hasta ahora, deban hacer sus camas a pesar de la presencia en la Casa Blanca de un personal de servicio de 100 personas.
En la residencia también trabajan 25 cocineros, muchos choferes, estilistas de vestuario y hasta floristas que decoran diariamente los salones.
Por ahora los Obama no han dicho si aumentarán la mesada semanal de un dólar que dan a las niñas.
Eso sí, continuará la costumbre de irse a dormir a las 8 p.m., con excepción de los días que hagan fiestas de pijama con sus amiguitas.
Obama con la suegra
Para la amiga de Michelle, Verna Williams, los Obama traerán a Washington parte de su vida en Chicago, incluida a la suegra de Barack, Marian Robinson, quien se mudará a la Casa Blanca.
Y en lo que respecta a la nueva casa de la familia, la nueva Primera Dama tiene su propio presupuesto para cambiar la decoración pero, además, Michelle puede elegir la porcelana oficial para los banquetes y su marido el escritorio para la Oficina Oval.
Obama escogió la misma pieza que usó John F. Kennedy, un antiguo regalo de la reina Victoria que data de 1880. Lo que no se sabe aún es cuál será el “Primer Perro” prometido a las niñas.
Una vez que las pequeñas se hayan aclimatado, Michelle quiere dedicarse a sus labores de Primera Dama, pero su sueño es cenar juntos casi siempre durante los próximos cuatro años.
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