Marvin Castro, vecino de Poasito
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“Estaba frente a la casa de mi hermana conversando cuando ocurrió el terremoto que destruyó nuestra casita en Poasito y otra de alquiler en Varablanca.

“Una de mis hijas trabaja en el volcán Poás, y me fui a buscarla. La recogí y fui por el resto de la familia. Los encontré en un potrero, cerca de la casa, llorando.

“Ahora vivo en un albergue. Es muy difícil. Gracias a Dios estamos con vida”.