Erick Carvajal M.
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Una mujer de apellido Bejarano, de 31 años, fue condenada a 30 años de cárcel por envenenar a su padre, Rodolfo Bejarano, de 69 años, para cobrar ¢1 millón.

En la sentencia, dictada el 29 de abril pasado, se le atribuye un delito de homicidio calificado y dos de tentativa de homicidio calificado, ya que dos personas más se vieron afectadas por el veneno. Estas fueron identificadas como Amalia Guevara y Karen Aguilar, quienes cuidaban a Bejarano.

Los hechos ocurrieron el 1.° de octubre del 2007.

Ese día, a las 3:30 p.m., la mujer fue a la casa del papá, en Cristo Rey, y le dejó un recipiente con comida, al que, previamente, según el Tribunal Penal del Primer Circuito Judicial de San José, le había agregado Metomilo.

Las instrucciones que le dejó a las personas que cuidaban a Bejarano era que lo debían alimentar con esa comida.

Después, según el Tribunal, Bejarano y las dos personas más ingirieron los alimentos.

Casi de forma inmediata, los tres fueron llevados al San Juan de Dios, donde Bejarano falleció y los dos fueron atendidos.

Días después, la hija cobró ¢1 millón que Bejarano tenía en una asociación de vendedores de lotería, a la que él pertenecía.

Rodrigo Mora, abogado de la sentenciada, comentó ayer que ya presentaron un recurso de casación pues consideran que fue otra persona la que cometió el delito. “El señor tenía varias diferencias sentimentales y creemos que no se hizo una buena investigación en ese sentido”, dijo.

Mora comentó que su cliente nunca ha negado que fue a dejar la comida. Sin embargo, aclaró que pasaron más de cuatro horas hasta que Bejarano se la comió y que en ese lapso pudieron pasar cosas que no se investigaron.