Miami / DPA. Zack Greinke, de los Reales de Kansas City, tuvo que recorrer un espinoso camino en su vida personal, para convertirse hoy en uno de los mejores lanzadores de las Grandes Ligas.

Greinke es líder con 0,82 de efectividad, segundo en victorias (siete) y tercero en ponches (73).

Descollante en el montículo desde sus años estudiantiles, Greinke, de 26 años, tenía problemas emocionales, que le obstaculizaban relacionarse con sus compañeros y compartir la vida diaria en equipo.

Hace cinco años él no estaba preparado para convivir en colectivo, recibir el asedio de la prensa, ni tener que ser el centro de la atención en los vestidores. Su forma esquiva e introvertida creó una barrera.

“Detestaba ser el centro de la atención”, afirmó Greinke, quien perdió poco a poco la motivación para entrenar y jugar.

En 2005 Greinke tuvo una temporada de 17 derrotas, la peor en la Liga Americana. Al siguiente año se conoció que sufría de desorden de ansiedad social y depresión. Pero en el 2007 se recuperó y ahora es imparable en la lomita.