Yensy Aguilar Arroyo
yaguilar@aldia.co.cr

Desde hace 25 años, don William Porras se ha encargado de hacer y restaurar los pasitos de miles de costarricenses.

Este hombre de 51 años, afirma que los daños más frecuentes que sufren estas figuras de yeso son la pintura y la caída de sus piezas.

Trabaja todas las noches y los fines de semana en su taller, ubicado diagonal al Megasúper de Moravia.

¿Cómo nació la idea de hacer pasitos?

Eso fue por mi hermano Miguel que comenzó a trabajar en un taller y luego seguí el negocio por mi cuenta.

¿Solamente restaura o también los hace?

El fuerte de nosotros es hacerlos, pero en nuestro taller también se restauran.

¿Desde hace cuánto hace y restaura pasitos?

Tengo 25 años de estar en esto.

¿Cuántos pasitos ha hecho en estos 25 años?

No tengo una cifra exacta de la cantidad que he hecho. En este año he producido 250 pasitos, porque la situación económica no me permite hacer más, los materiales están muy caros. Hace unos años se hacían hasta 2.000 pasitos. Antes los vendía a los comercios, pero ahora los quieren a precios “regalados” y no puedo. Por dicha este negocio se ubica en un punto estratégico.

¿Dónde los vendía?

En varias puntos del país: Heredia, Cartago, Turrialba, Limón y San José, que era la provincia más fuerte.

¿Cuántos calcula que ha logrado restaurar?

En lo que va de este año unos 36 de todo tamaño. Antes restauraba más de 600 de octubre a diciembre. A los otros talleres los cierran porque la situación es difícil y también traen pasos de afuera.

¿Qué es lo que caracteriza sus figuras de las demás?

Trabajo con el yeso y los trazos lo más fino que se pueda, para que mi producto compita con lo que viene del extranjero.

¿Por qué la gente lo busca?

La gente quiere el pasito de yeso porque lo ven como algo tradicional. Muchos acuden a mí porque les gusta mi trabajo.

¿Tiene clientes fijos?

Si, antes tenía más, pero ahora me llegan unos 30. Me visitan de varios lugares como Limón, Guanacaste y Puntarenas. Son clientes que fueron recomendados hace muchos años.

¿Tiene a algún ayudante en su negocio?

Mi hermano ya no trabaja conmigo, porque el comercio trae pasos importados y no es lo mismo de antes. Mi sobrino Walter me ayuda de forma permanente y mi hijo William me ayuda en vacaciones.

¿Ha tenido algún accidente reparando un pasito?

Sí claro, me he jalado tortas, pero los reparo inmediatamente y trato de dejarlos como si nada les hubiera pasado.

De todos los pasitos que ha restaurado, ¿Cuál es el que más recuerda?

Me han traído muchos de otros países, muy bonitos por cierto. Han llegado de España, Guatemala e Italia.

¿Qué significado tiene para usted trabajar estas figuras?

Lo más importante para mí es mantener la tradición. Yo tengo otro trabajo. Sin embargo, la gente no me deja cerrar el negocio porque siempre me están buscando para más encargos.

¿A qué se dedica?

Soy inspector en el Ministerio de Seguridad. Trabajo haciendo inventarios en las delegaciones y hago un reporte de lo que necesitan, allí trabajo de lunes a viernes.

¿Cuánto tiempo le dedica al negocio?

Todas las noches de lunes a viernes. Los sábados atiendo a partir de las 8 a.m. abro el taller y lo cierro a las 6 p.m.

¿Cuándo inició su “temporada alta” de trabajo?

En octubre me comenzaron a llegar los primeros pasitos para restaurar y hay gente que incluso llega el 24 de diciembre. Haciéndolos trabajo todo el año.

Con tradición

William Porras Barquero

Edad: tiene 51 años.

Hijos: tres.

Dato: vive en San Vicente de Moravia y desde hace 25 años se dedica a la elaboración y restauración de pasitos de yeso. Su negocio inició dentro de su familia.