Neyssa Calvo Achoy
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Aunque el mundo se esté cayendo, Lorena Velázquez tiene por regla sonreír y buscar la manera de salir de la adversidad por dura que sea.

En los últimos meses ha demostrado que los obstáculos en la vida se enfrentan con valentía, abrazada a la familia y aprendiendo de los errores en el camino.

El 2009 ha sido un año de pruebas. Primero enfrentó un divorcio y ahora sale avante ante la enfermedad de su progenitor, quien incluso estuvo hospitalizado a principios de noviembre. Aún así, no ha descuidado sus proyectos personales: el programa de cocina “Sabores” (de canal 7) y atender su negocio de servicio de comida y bebidas para eventos. Durante el primer trimestre del año entrante impartirá clases de cocina y abrirá una cafetería.

Ha vivido experiencias difíciles, pero la han hecho crecer y ser hoy una persona diferente a la que era hace un año.

“Creo que todos cambiamos todos los días aunque la estructura es la misma. He pasado por muchas cosas en el último año que me han hecho madurar y ver la vida de otra forma”, comenta.

Ante la pregunta ¿cómo logró superar el divorcio? su respuesta es clara y directa al afirmar que es la prueba más difícil a la que se ha enfrentado en su vida, sin embargo fueron sus dos hijos, Felipe y Sebastián, quienes la impulsaron a seguir adelante.

“Ellos son mi razón de ser, mi fuerza interna y externa para luchar”, enfatiza con su usual sonrisa.

Claro, también reconoció el soporte que encontró en sus padres, hermanas y amigas.

Si algo agradece a Dios es precisamente el tener como ejemplo a sus padres, Amanda Moncada y Enrique Velázquez, quienes le enseñaron la importancia de la unión familiar

“Los admiro por la relación que tienen, el respeto, comunicación y amor que sienten. Me encantaría haber tenido lo que ellos...a lo mejor algún día”.

Puede que el sueño de la bella presentadora no ande muy lejos de convertirse en realidad, pues el amor vuelve a sonrerírle.

“Simplemente pasó. Todo comenzó como una increíble amistad y bueno, es una persona muy especial...yo diría extraordinaria”, comenta con gran ilusión esta escazuceña.

“Poco a poco nos fuimos dando cuenta que tenemos muchas cosas en común. Me siento muy feliz”.

Pese a lo vivido, Velázquez sigue creyendo en el matrimonio siempre y cuando se maneje bien. Incluso no descarta volver a casarse.

Para ella el “divorcio fue el fin de un ciclo y el comienzo de otro”.

Cree firmemente que la mujer debe buscar la felicidad propia, luchar por sus sueños, no dejar que nadie le haga sentir que no se puede y en especial, ponerle mucho sabor a la vida.

Una mujer de armas tomar

Emprendedora, trabajadora, alegre, detallista, de carácter fuerte y muy sensible, así se define Lorena Velázquez, quien asegura que el secreto del éxito es la perseverancia.

A los 26 años decidió convertirse en chef, dejando atrás nueve años de trabajo en el área de mercadeo. Así que alistó maletas y se fue a estudiar a Francia, a una de las escuelas más prestigiosas del mundo, donde se le abrieron las puertas para formar un departamento de mercadeo.

A pesar de las oportunidades, su meta siempre fue volver a Costa Rica para estar con su familia, casarse y crecer aún más en el campo culinario.

Su día empieza como el de tantas amas de casa: levantando a sus hijos para que vayan a la escuela.

Luego es posible que la vean haciendo ejercicio o recorriendo los supermercados con la lista en mano de los ingredientes con los que preparará los platillos que le ofrece a los clientes en su catering. Tiene una agenda muy ajetreada, pero trata de estar todo el tiempo posible con su hijo menor Felipe y llevar al mayor, Sebastián, a las clases de tenis y fútbol.

En Navidad, tanto sus pequeños como el resto de su familia, espera con ansias el almuerzo del 25 de diciembre, donde la chef saca sus mejores cartas para sorprender a todos con su cuchara. Un sabor que ofrecerá el año entrante al abrir su propio café gourmet.