Erick Carvajal M.
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San José.- A las 4 de la tarde del viernes cuatro adolescentes se drogan fumando crack a la par de uno de los buses de la ruta herediana La 400, situada en avenida 7, calles 4 y 2 de la capital. .
Estoy en una de las aceras de “tierra dominicana” donde el 5 de octubre pasado, una bala cobró la vida de José Aguilar Aguilar, vendedor ambulante de 78 años.
¿Qué pasa en estas cuatro cuadras josefinas? Según Raúl Rivera, director de la Fuerza Pública de San José suceden tres cosas:
- Venta y consumo de droga.
- Trata de personas para prostitución.
- Delincuentes que llegan al lugar para organizar y cometer otros actos delictivos, entre estos sicariato.
Mejor callados
“Me gusta mucho vivir aquí, pero mejor no hablo, puedo tener problemas”, me dice una joven que alquila un cuarto por ¢8.500 la noche, en una de las tantas cuarterías que funcionan en esta zona.
De los cuartos emergen mujeres descuidadas y detrás de ellas niños pequeños que están creciendo en este ambiente.
Janina Del Vecchio, ministra de Seguridad, afirma que en estas cuadras hay personas que potencialmente hablando pueden organizar delitos a ejecutarse en cualquier parte del país.
“La policía de allí no puede salir”, asegura la Ministra.
Una cocinera de una soda, que no quiere dar su nombre, explica que antes cocinaba hasta siete bolsas de arroz por día, ahora solo hace una bolsa y media.
“Nadie quiere bajar aquí y ¿a dónde me voy?”, dice mientras encoge los hombros.
Erick Lacayo, director de la Fuerza Pública, asegura que se mantendrán los operativos con el fin de llevar paz a la zona.
Sin embargo, mientras esas palabras policiales se hacen realidad, los jóvenes tubo en mano siguen drogándose en la tierra del crimen, la droga y el deseo....
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