Cada vez que Johnny Grajales parquea el autobús en “tierra dominicana” cierra la puerta. Solamente cuando llega un cliente la abre y luego, la vuelve a cerrar.
“En las noches salimos vacíos. Si acaso se monta una persona”, comentó.
Como chofer aseguró que ha visto de todo. Desde asaltos hasta los jóvenes drogándose con los tubos en las manos.
“Lo que deben hacer aquí es tener más vigilancia, con eso se reducirían mucho los asaltos”, dijo.
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