Se jugaban 16 minutos del segundo tiempo extra y las piernas del juvenil tico, Marco Ureña, ya no daban, según él mismo reconoció tras el juego de ayer contra Emiratos Árabes Unidos, en los cuartos de final del Mundial de Egipto.

No tenía más fuerzas para correr y solo esperaba el pitazo de cierre para ir a los penales, en busca de un pase hacia la semifinal.

Pero le quedó un balón suelto al borde del área de los 16,50 y le dio con alma, vida y corazón para poner a la Tricolor por primera vez en unas semifinales mundialistas.

“Ya estaba fatigado, ya no podía correr más, pero me quedó ahí, corrí y la pegué. Cuando la vi no creía que había entrado”, dijo Marco Ureña en declaraciones a Radio Columbia.

El 2-1 fue un destape de emoción y alegría tanto en el estadio de El Cairo como en Costa Rica.

Pero nadie lo vivió más que el joven Ureña, oriundo de Palmichal de Acosta. Corrió a la banda izquierda y soltó en llanto.

“Jugamos con corazón, garra, entrega y mucho esfuerzo. Sabemos que somos un equipo ganador, contra Brasil no nos vimos bien, pero este si es nuestro verdadero equipo”, finalizó Ureña, quien le había marcado un gol a Egipto en los octavos de final.

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Sabemos que somos un equipo ganador, en el primer partido contra Brasil no nos vimos bien y perdimos, pero este si es nuestro verdadero equipo. Jugamos con corazón, garra, entrega y mucho esfuerzo”.