Isaac Zúñiga Keith
izuniga@aldia.co.cr

Alajuela. Ahora dice que es una persona muy tranquila y bastante casera, pero de niño no dudó en afirmar que era tremendo, bien travieso y que hacía de las suyas a más no poder.

Hablamos del defensor manudo Elías Palma, un amante de las pastas, el pollo y el reggaetón.

“Era demasiado tremendo, un niño muy travieso, salía de la escuela a jugar fútbol, eso era lo que hacía, era y es mi pasión. Siempre me tenían que ir a recoger a la cancha”, contó Palma.

Además, Elías confesó que le gustaba escaparse a los ríos con sus amigos, “andar brincando y haciendo diabluras por todos lados, e ir a “garrobear” (cazar a garrobos)”.

El zaguero erizo, el sexto de nuevo hermanos, es oriundo de Nandayure, Guanacaste, pero desde hace más de seis años radica en el Tuetal de Alajuela.

Dentro de todas las “tortas” que se jaló en su infancia, tiene una muy bien marcada.

“Cuando tenía como nueve años, le robé dinero a mi mamá para comprar golosinas. Ella de castigo puso un saco con un montón de piedritas, y me arrodilló ahí por un buen rato. Aprendí que robar no va con uno”.

Como buen guanacasteco, aseguró que en su carro no pueden faltar las rancheras. ¿Y para el baile, qué tal?

“Más o menos, como bailarín un buen futbolista”, finalizó entre risas Palma, que será titular hoy.

Lo dijo

“Dentro de las metas que tengo, están terminar el bachillerato y además construir mi propia casa”

Elías Palma, defensa de Alajuelense