Lisboa / DPA. - La clasificación de Portugal para el Mundial 2010 se recibió con más alivio que euforia en el país, lo que es un signo de la decadencia de las expectativas entre la afición lusa, pese a contar con una de las grandes estrellas del firmamento futbolístico, Cristiano Ronaldo.

El equipo dirigido por Carlos Queiroz selló su pase al Mundial en un repechaje ante Bosnia-Herzegovina, después de asegurarse la segunda plaza de su grupo por detrás de Dinamarca y por delante de Suecia en un tenso final de eliminatoria.

“Siempre tuvimos el convencimiento de que estábamos en el buen camino”, dijo Queiroz.

Sin embargo, en este momento Portugal parece lejos de los años de gloria bajo el mando del brasileño Luiz Felipe Scolari, de 2002 a 2008, en los que los lusos fueron finalistas de una Eurocopa y semifinalistas en un Mundial.

De hecho, muchos jugadores clave de aquel periodo, como Maniche, Costinha o Luis Figo dejaron ya la selección. Queiroz intenta reemplazarlos con jugadores jóvenes, pero el proceso es complicado.

La defensa de Portugal es sólida, pese a las dudas en la portería. El centro del campo es más musculoso que imaginativo, pero la clase está en sus jugadores de banda, con Cristiano Ronaldo a la cabeza, secundado por Nani y Simao. Más problemas tiene Queiroz para encontrar un delantero de garantías.

El veterano Liedson es quizá su mejor apuesta. Como Pepe y Deco, el delantero del Sporting de Lisboa es otro brasileño de nacimiento que optó por jugar con Portugal.

Un nueve fijo le permitiría a Queiroz adoptar un dibujo 4-5-1 con el que aprovechar los afilados cuchillos con los que Cristiano y Simao cortan el área rival desde los costados.

A sus 25 años y tras ganar el Balón de Oro en 2008, Ronaldo necesita una gran actuación en Sudáfrica para recuperar su posición de hegemonía, perdida en favor del argentino del Barcelona, Lionel Messi.

El extremo del Real Madrid jugó ya la final de la Eurocopa en 2004, pero no se hizo con el liderato indiscutible del equipo hasta la edición de 2008 en Austria - Suiza. Los cuartos de final fueron entonces insuficientes.