Franklin Arroyo González
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La lucha por subsistir para quienes tienen un restaurante o venta de frutas y “souvenirs” en la vieja carretera a Puntarenas, es tan cruel como creativa.

Desde actividades nocturnas como “Cantando por un litro”, hasta el cierre de negocios tan tradicionales como La Colina, son el resultado de la apertura de la nueva pista a Caldera.

En un recorrido el viernes pasado, un equipo periodístico de Al Día comprobó que casi no hay paso de vehículos por la vieja carretera en especial por los sectores de Cambronero, San Ramón y Esparza. Sólo los furgones mantienen a esa ruta como su vía de acceso y salida del Valle Central.

La carretera es casi nostálgica. Por momentos parece vacía, como si se pasara por un largo pueblo fantasma y los comerciantes reportan pérdidas que van desde un 40 hasta un 70 por ciento.

“Caldera nos mató”, dijo Cecilia Mora, dueña de La Colina en San Ramón, con lágrimas en los ojos por haber cerrado el sitio (nota aparte).

En Las Tinajitas también han visto afectadas las ventas. “Hemos bajado entre un 60 y un 70 por ciento. Tuvimos que bajar las facturas de compras a la mitad, reducimos personal de 22 a 15 personas y combinamos horarios para reducir los pagos por salarios”, dijo Eylin Barrantes, encargada de compras.

Max Ramírez, propietario del Restaurante y Mirador Enis, en Esparza, recortó personal e hizo una propuesta nocturna, para atraer clientes.

Por ejemplo, “Cantando por un litro”, que promueve los viernes en la noche, con un karaoke.

“Desde que abrieron Caldera viene como un 40 por ciento menos de clientes. En 18 años al frente, esta es la época más difícil”.

No solo han sentido el impacto los dueños de restaurantes y de sas. Fruteros, gasolineros, artesanos... sufren con el cambio.

Manrique Otárola, administrador de la gasolinera El Pacífico, ha visto reducir sus ingresos en un 40 por ciento. “A nosotros aún nos salvan un poco los traileros, que pasan por aquí”.

Esa tabla de salvación no la tiene Célimo González, dueño de la frutería El Higuerón, un negocio familiar, con cuatro trabajadores. “Lo único que podemos hacer es recortar gastos, pero apenas nos da para comer”, aseguró.

Lluvias y “boom”

Los empresarios de la zona tienen esperanzas de que la situación mejore.

La estación lluviosa y la fiebre, según ellos pasajera, por la carretera nueva, devolverá usuarios a la vieja vía.

Jorge Chinchilla, propietario de la Fiesta del Maíz, en La Garita de Alajuela, negocio ubicado en la vía que comunica a Orotina por el monte del Aguacate, piensa que la gente volverá por temor.

“Esa carretera no tiene espaldón ni luces y la misma gente manifiesta que los cortes son peligrosos y que cuando llueva no pasarán por allí por miedo a derrumbes”, expresó.

Ramírez agrega que el “boom” por conocer la nueva pista pasará. Pero no sabe cuándo será eso.

“Es lógico que la quieran conocer, pero se les pasará. Sale más caro, se hacen presas y puede haber derrumbes por la infraestructura ”, expresó.

David Fernández, encargado de la tienda de artesanías, Iguana Tranquila, considera que tienen en contra los furgones.

“A nadie le gusta pasar por aquí con este poco de tráileres. ¿Quién va poder rayar cuando vienen tres o cuatro en fila. Caldera nos ha bajado las ventas como un 20 por ciento”, aseguró.

La luchan

David Fernández.

David Fernández, Iguana Tranquila.

Disminuyeron como 40% en visita de carros y como 20% en ventas. A veces viene un auto y compra mucho”.

JesseniaGómez, Las tres vías.

“Las ventas bajaron como 80%. El dueño pensó en cerrar, pero el local es de él y tiene que pagar luz. Ha sido duro”.

MaxRamírez, Rest. Enis.

Estamos preocupados. Tenía muchos empleados y tuve que recortar personal. Un 40% menos en ventas”.

Eylin Barrantes, Rest. Las Tinajitas.

El dueño espera a ver cuánto tiempo durará esto. A veces no le alcanza la plata para pagar, pero no quiere cerrar por personal”.