Julio Peña, corresponsal GN
Rodolfo Martín
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Nicoya, Guanacaste.- Lo que inició como una “linda y bonita” amistad entre una niña de 11 años que llegó a la casa de unos pastores evangélicos en “busca de ayuda” y una mujer de apellido Aguirre, se convirtió en meses de terror y de abusos sexuales en su contra.
La dolorosa realidad trascendió cuando la niña, pese a las amenazas recibidas, decidió contarle a su mamá cómo la mujer que dormía con ella en su mismo cuarto, la sometía durante la noche a toda clase de vejámenes.
Los hechos ocurrieron en abril del 2005, el debate fue en noviembre del 2009 y la sentencia quedó el mes pasado. La mujer permanece presa en el Buen Pastor.
La madre narró a los jueces, que a raíz de los cambios radicales en la conducta de la niña, intuyó que algo estaba pasando.
Aguirre, de 24 años, vecina de Nambí, con título de pastora y estudiante del CUC, rechazó los cargos por cuanto sería “incapaz de dañar a una niña”.
Para el Tribunal de Juicio “no tiene ninguna connotación en el caso la preferencia sexual de la imputada. Las preferencias sexuales son propias de cada sujeto y no vienen a ser parte del tipo penal inculcado, ni significa un agravante”.
En conclusiones el fiscal, José Ángel Peña Chaverri, solicitó 18 años de cárcel por una violación y dos abusos sexuales. Por el primer delito la absolvieron.
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