Rodolfo Martín
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Un hombre que estuvo temporalmente detenido, murió antenoche de dos balazos –uno en el tórax y otro en el abdomen– por no acatar el consejo de la Policía que le sugirió irse a dormir a su casa antes de volver al sitio que lo había llevado a la cárcel.
Esta es la historia de Jonathan Gerardo Alfaro Zúñiga, de 32 años, quien deja un hijo de 10.
Los hechos ocurrieron cerca del “Betos Bar”, en Concepción Abajo de Alajuelita.
Alfaro había sido detenido y llevado a la Fuerza Pública local luego de que la administradora de ese negocio llamó a la Policía para denunciar una aparente conducta violenta de su parte.
“La señora firmó el parte porque, al parecer, le lanzaba ofensas y piedras contra el negocio”, puntualizó Jimmy Cervantes, comisionado de la Fuerza Pública.
La detención ocurrió a las 6 p.m. a las dos horas, fue puesto en libertad bajo la advertencia de que se fuera para la casa, y al parecer, él estuvo de acuerdo. Sin embargo, a las 11:28 p.m. llamaron por teléfono a la delegación para comunicar que había vuelto al sitio y que estaba baleado.
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