Carlos Láscarez S.
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Cartago.- La madre de la peruana Marilyn Paz Bernedo, de 22 años, quien apareció asesinada el 11 de abril del año pasado, manifestó ayer, tras volver al país, que tiene la esperanza de que se haga justicia por la muerte de su hija.
Se trata de Elena Bernedo, quien antenoche llegó procedente de Perú, país donde quedó su esposo Luis Paz y la pequeña April de tres años, hija de la víctima.
“Vengo para seguir paso a paso el juicio contra el sospechoso de haber matado a mi hija. Si lo hallan culpable, quiero que pague la condena más larga. Arruinó la vida de mi hija, la despedazó. Asumí la responsabilidad de una madre con la bebé”, dijo Bernedo.
Agregó que el objetivo de su hija, una vez que obtuviera el título de abogada era regresar a su país. Sobre la hija de Marilyn, Bernedo indicó que ésta pregunta por su mamá, pero que ya no lo hace con dolor ni angustia.
Sobre los sentimientos que le guarda al sospechoso, de apellido Araya, la madre expresó fuera de la sala de juicio, que éste debió dejarla “volar” para que empezara una nueva vida lejos de él.
“Ella quería regresar a Perú con algo de dinero, hasta me dijo que iba invertir en una soda. La escuchaba tan contenta y feliz. Era emprendedora y trabajadora. El lunes 13 tenía previsto inaugurar el local. Esas fueron las últimas palabras que conversó conmigo”, recordó entre lágrimas.
Paz había escogido como destino Costa Rica, porque su padre laboraba acá como chef y por la gran posibilidad de estudiar.
“No tenía por qué morir de esa manera. Eso duele. El dolor de madre nadie me lo va a quitar. El perder a una hija nadie lo sabe. Si es culpable, espero que nunca salga para que no le haga más daño a otras mujeres como mi hija”, manifestó dolida Bernedo.
Del aparente padre y único sospechoso del crimen, recordó que éste nunca le dio ni el pésame ni se preocupó por la pequeña.
Ayer declaró Sonia Solís, expatrona de Paz en el club Paraíso y quien la contrató en dos ocasiones, antes y después de que Marilyn quedara embarazada.
“Me dijo que estaba indispuesta porque Araya nunca tenía trabajo. Una vez, tras un pleito llegó con la marca de los dedos en el cuello. Luego decidió dejarlo y ahí inició el calvario para ella, ya que siempre la llamaba para amenazarla e insultarla”, afirmó Solís.
Señaló que entre las formas que tenía Araya de asustarla estaba el decirle que le iba a quitar a la bebé. Dos días después de que hallaron muerta a Paz, Solís recibió una llamada donde se escuchó la grabación de una mujer que pedía auxilio y que nadie hablaba.
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