Domingo 22 de agosto de 2010, San José, Costa Rica
Internacionales | Hacía trabajo de carpintería
Vivo tras increíble caída
Yorvin Villamil cayó de un noveno piso a 37 metros de altura
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    Este es el edificio de la Facultad de Medicina desde el que se precipitó al vacío Yorvin. EFE.
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    Yorvin en una sesión de rehabilitación por lo sucedido. EFE.
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Las Palmas de Gran Canaria, España/EFE.- Yorvin Villamil, un venezolano de 29 años que sobrevivió tras caer accidentalmente desde el noveno piso de un edificio en la ciudad española de Las Palmas de Gran Canaria, está convencido de que la vida hizo con él una excepción al darle otra oportunidad.

“En mi vida se tiró una moneda al aire y yo la agarré”, afirmó Yorvin en una entrevista con EFE, en la que recordó el accidente ocurrido el 2 de febrero de este año y que le costó la vida a Javier, un compañero de trabajo.

Ambos eran encofradores y estaban en un andamio, a 37 metros del suelo, echando hormigón en los pilotes del último piso del nuevo edificio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Ese día había “alerta naranja” por vientos, aunque hacia las 11 a.m. amainó y ellos comenzaron el trabajo, momento en el que la pluma de la grúa golpeó el andamio y lo movió lo justo para que se ladeara causando la caída de Yorvin y de su compañero.

Villamil, natural de Caracas y residente en Las Palmas de Gran Canaria desde 2005, intentó asirse a algún sitio pero no pudo, perdió el casco y se precipitó al vacío en una caída de menos de tres segundos.

Cuando fue consciente de que caía, cerró los ojos y pensó: “aquí ya me maté”, aunque al volver a abrirlos se encontró en el suelo.

Había caído de pie a gran velocidad, sufriendo fracturas en el tobillo izquierdo, la rodilla derecha, el brazo izquierdo y ocho costillas, una de las cuales le perforó el pulmón izquierdo.

Sus compañeros le contaron después que su cuerpo rebotó dos veces contra el suelo y que, por si acaso la caída no era suficiente para haberse matado, le cayó encima el andamio de unos 850 kilos de peso, fracturándole la pierna derecha a la altura de la rodilla.

Su compañero Javier se encontraba a unos metros de él con la cabeza ladeada e inmóvil. Había muerto como consecuencia de un paro cardíaco que le sobrevino durante la caída y una fractura en el cráneo.

Lo excepcional de su caso es que no sufrió ningún daño en la cabeza, la columna vertebral o las caderas, por lo que ahora le dicen el “muchacho milagro”.

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