Domingo 22 de agosto de 2010, San José, Costa Rica
Nacionales | De hoy
El Evangelio

Álvaro Sáenz Zúñiga, Presbítero
asaenz@liturgo.org

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La pregunta: “¿Es verdad que son pocos los que se salvan?”, provoca una sutil respuesta de Jesús. La pregunta refleja la preocupación del ser humano de siempre: la muerte. Así, el ser humano ve la salvación como capacidad, posibilidad o vericueto al que recurrir en el momento crucial. La respuesta de Jesús hoy nos irrita, porque nos deja contra la pared.

Jesús no responde directamente a la cuestión. “Traten de entrar por la puerta estrecha, porque muchos querrán entrar y no lo conseguirán”.

Es cierto que es fuerte la alusión al momento en que se cierre la puerta, impidiendo la entrada a los que, ofuscados o distraídos, se queden fuera. También impacta que se nos diga que, ya cerrada la puerta, ni siquiera los que pretendan ser sus “amigos” podrán entrar. Y peor cuando el Señor dice a los que se queden fuera: “¡apártense de mí todos los que hacen el mal!”. Eso confirmaría que perder el tiempo en lo que no sea el Reino y la santidad que supone, es error inexcusable.

Quedémonos solo en la frase “esfuércense por entrar por la puerta estrecha”. Con ella aprendo a desconfiar de las ligerezas y comodidades de la vida irresponsable. Se me enseña a maliciar de todo manejo imprudente de las riquezas y de la opulencia. Aprendo que el amor debe ser mi preocupación principal, un amor esforzado y en crecimiento, primero a Dios, por sobre todas las cosas, porque es respuesta al amor con que Él me ama desde siempre. Y entonces, siendo amado por Él, aprendo a amar a mi prójimo incondicionalmente.

La puerta estrecha es incomodidad. Pero también sugiere disciplina, austeridad, ascetismo, disponibilidad, olvido de mí, preocupación por el otro, abandono de la “instalación”, consagración al que agobiado por el dolor o la pobreza. Estaré aprendiendo a quedarme de último, a abandonar egoísmos y devaneos. Curiosamente ese olvido de mí haría cumplir sobre mí la palabra que dice: “Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos”.

Sepamos hacer lo que debemos hacer para que entonces Dios cuente con nosotros para todo.

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