Antonio Alfaro
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Alonso Solís fue duda, temor y tristeza. “Me sentía muerto, futbolísticamente hablando”. Alonso Solís es hoy certeza, valentía y alegría. “Soy otro”.

El que se fue no es el mismo que regresó de México operado en su rodilla izquierda, de rostro relajado y sonriente en la entrevista que nos concedió ayer al mediodía, en el estadio Ricardo Saprissa.

El que se fue temía lo peor. Temía una rodilla destrozada, una cirugía complicada y un año por delante sin tocar el balón, sin garantías de un buen regreso. Temía incluso la posibilidad de no volver a jugar.

El que regresó garantiza el retorno a la canchas. Los médicos encontraron una rodilla “mucho mejor de lo esperado”.

Su rodilla izquierda solo estaba dañada de un lado y aún le queda parte del cartílago que él daba por perdido. El que regresó se propone volver en seis meses, motivado por los pronósticos médicos y la reacción de su rodilla.

El que regresó ya puede hacer ligeros movimientos, que fueron imposibles después de anteriores cirugías. “Dios me dio otra oportunidad de jugar”, expresa.

El que se fue llevaba sobrepeso de tristeza en sus maletas. El que regreso está cargado de esperanza y sin titubeos afirma “hay Alonso para rato. Antes tenía mis dudas. Hoy le digo no tengo dudas de que voy a volver a jugar. ¡Y a hacerlo bien!”.