Pretoria/AFP.- Un manto de sospecha cubre a todo aquel que en Pretoria sea visto con camiseta o bandera de Argentina, a causa de la ola de denuncias y la comedia de enredos que envuelve el caso de los “barrabravas”.

La última manía puesta en boga por argentinos en el Mundial es hablar de los “hooligans” .

“Jamás los he conocido, no tengo trato”, declaró sobre estos grupos marginales Julio Grondona, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

Grondona opinó a disgusto, debido a que un aluvión de acusaciones periodísticas y políticas vincula a “barras” con sectores del poder o de la dirigencia.

No tan equivocadas son las conjeturas: un líder vecinal ligado al gobierno, Marcelo Mallo, conduce a Hinchadas Unidas Argentinas, que organizó el viaje a Sudáfrica de unos 250 fanáticos.

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Aficionados argentinos a los que las autoridades sudafricanas no los dejaron entrar.

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Barrabravas hospedados en un colegio, donde pintan paredes y pagan ¢6 mil diarios.