Isaac Lobo y Esteban Valverde
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La gente común y corriente no entiende la pasión de un verdadero roquero, dispuesto a hacer fila durante días, llevar sol, frío y tener una estancia incómoda con tal de cumplir el sueño de estar de Metallica. Hoy en pocas horas este se hará realidad.

“Vagos”, “marifufos” y “locos”...son algunos de los apelativos que utiliza la gente que no los conoce.

Es así que decidimos adentrarnos en esta manada de roqueros y conocerlos de más. Pasar desapercibidos para ver si era verdad todo lo que se decía de ellos.

El primer avistamiento de estos individuos se dio hace 18 días, cuando unos pocos empezaron a llegar al estadio Ricardo Saprissa. Se instalaron en las paredes del recinto y montaron sus “nidos”.

Poco a poco la migración fue creciendo, venían de distintos lugares del país, a tal punto que ayer la fila de medio kilómetro, llegaba a 50 metros antes de la pista que conduce a Guápiles.

La policía tuvo que moverlos, para evitar algún accidente.

El color distintivo de ellos es el negro, con camisetas no sólo de la banda creadora de “Master of Puppets”, también de otras agrupaciones similares como: Iron Maiden, Pantera, Slipknot y Korn.

Son ruidosos, amigables, les gusta la compañía y son muy solidarios entre ellos, sobre todo cuando tienen “depredadores” que los acechan.

Se dio que en estos días algunas “ratas gigantes” se acercaron alrededor del parque de Tibás y asaltaron a varios muchachos para robarles las entradas. Rápidamente sus amigos recolectaron dinero entre extraños y medio conocidos para poder sustituir la pérdida, que gracias al Creador y a un revendedor no muy avaricioso se pudo hacer.

Se alimentan principalmente de comida chatarra que la consiguen en los alrededores de Tibás. Siempre dejan a un custodio cuidando los “nidos”, a quien le llevan después el alimento.

Algunos se la pasan ingiriendo líquidos, estos los hacen soportar el frío. Ayer, en la mañana se dio una reunión interesante entre otro grupo, los agricultores que llegaron a la feria. Estos en lugar de rechazarlos les regalaron frutas y compartieron con ellos.

Fue casi obvio que los prejuicios desaparecieron, pues la realidad es otra, es simplemente una “manada” de “metaleros” solidarios que cada día crece más, enamorados de una pasión.