Evelyn Fernández M.
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“Dos hombres me amarraron de las manos, no opuse resistencia, me pusieron un arma en el pecho y me quitaron dos millones y medio en lotería. Todos andamos con temor de que nos asalten”.
Así narra su mala experiencia Juan Calderón, uno de los pocos vendedores de lotería que se atrevieron a hablar ayer por temor a ser víctima del hampa.
Este oficio se ha convertido en un atentado en la capital. El crimen de José Antonio Zeledón, de 52 años, en San Sebastián, es la más reciente tragedia que intimida al gremio. El homicidio ocurrió hace ocho días, cuando Zeledón se opuso al atraco de un maletín lleno de lotería de su esposa Vera Durán, quien fue baleada,
“Solo queda encomendarse al de arriba y no llevarse los billetes para la casa”, dijo una vendedora que pidió su anonimato por el mismo temor a ser identificada por asaltantes.
“Diay, la Junta tiene que buscar alguna solución porque ya son muchos chanceros muertos, inválidos. Yo he tenido suerte porque no he opuesto resistencia, pero ya son muchos millones en pérdida”, agregó Calderón.
Milton Vargas director de Producción y Ventas de la Junta de Protección Social, aseguró que la entidad coordinó con el Ministerio de Seguridad con el fin de poner más atención al problema.
“Hemos tenido una respuesta muy positiva de la Fuerza Pública. Dentro de un programa de incentivos también se estará considerando brindar casilleros”, dijo Vargas; esto con la idea de que los vendedores puedan guardar con mayor seguridad sus billetes.
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