En el nuevo álbum sigue habiendo un poco de rap irreverente y pop punk en las 14 pistas, pero las melodías son más suaves y los temas más maduros.
Su líder Anthony Keidis meditó sobre lo inevitable de la decadencia y el desgaste de la vida en “Police station” y “Annie wants a baby”. Canta sobre el amor y la traición en “Even you brutus?”, sobre su propia madurez en “Factory of faith”, una pista asentada sobre el bajo de Flea y despliega toda su ternura en “Brendans death song”, una balada acústica de despedida.
Con esto no se trata de decir que el álbum es deprimente. Musical y líricamente expresa optimismo. La primera pista “Monarchy of roses”, desborda de energía, desde la potente voz de Keidis hasta la batería de Chad Smith y las guitarras distorsionadas de Josh Klinghoffer.
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