“¿Quién causa tanta alegría? La Concepción de María”. Esa jaculatoria marca el inicio de la “gritería”, una tradición nicaragüense que cada año gana más fuerza en Costa Rica.
“No tengo palabras para describir la alegría que me causa esta fiesta. Son cosas maravillosas y las añoranzas persisten”. Así mostró Eduviges Miranda Bravo, nicaragüense vecina de La Carpio, su emoción cuando interrumpimos la faena de elaborar el altar, adornado con rosas blancas naturales.
Al igual que ella, los esposos Alba Luz Álvarez y Humberto Meza empezaron a hacer el altar a la Virgen desde las 4 p.m.
Luces, flores, mantos de colores y la imagen de la Patrona de Nicaragua quedaron en su punto a las 6:30 p.m. y minutos después llegaba desde la capilla de La Carpio, en La Uruca, la procesión.
Con un megáfono, la hermana Julia Olivares iba acompañada de vecinos, la mayoría nicaragüenses, quienes cantaban por las calles hasta los altares.
Devoción por toda La Carpio
Más de 25 altares estaban dispuestos desde la Primera Parada hasta la terminal de buses y en zonas como “La Cueva del Sapo”, donde también rindieron homenaje a la Virgen María.
El Comité Cultural de Desarrollo de La Carpio, la Fundación Pro Vivienda (Fuprovi) y la embajada de Suecia apoyan a estos 10 mil nicaragüenses que celebran alegres a su patrona.
Tras cantar en cada altar, niños, jóvenes y ancianos reciben confites, canastas y artesanías como matracas, una especie de estrella giratoria de madera que produce un ruido como de redoblantes.
“Todo lo que sea celebrar a la Virgen es una riqueza y siento que es un elemento que acerca a dos pueblos hermanos que profesamos una misma fe. Unir algo propio de los nicaragüenses con la tradicional celebración tica de La Inmaculada favorece la sana convivencia entre los dos pueblos” dijo el sacerdote e historiador Fernando Vílchez.
Vílchez es párroco de la Inmaculada de Heredia, donde hoy a las 6:30 p.m. el arzobispo Hugo Barrantes preside la celebración.
